Kazimierz Deyna, el trágico final de la gran leyenda del fútbol polaco

España se enfrenta este sábado en Sevilla a Polonia en el segundo partido de la Eurocopa, un duelo en el que Robert Lewandowski aparece como la principal amenaza para la selección española. El delantero, fundamental con sus goles en el Bayern de Múnich en los últimos años, está considerado por muchos como el mejor jugador polaco de la historia, altar que otros niegan citando nombres de ilustres como Zbigniew Boniek o Grzegorz Lato. Pero antes que todos ellos, un nombre sobresalió con gran referente, el de Kazimierz Deyna, la primera leyenda del fútbol en ese país. Un volante que tuvo un final trágico en Estados Unidos, donde murió en septiembre de 1989 víctima de un accidente de tráfico cuando conducía bajos los efectos del alcohol. Las cenizas del legendario Kazimierz Deyna, capitán de la selección, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 y tercero en el Mundial 1974 formando parte de un grupo en el que también destacaban Lato y Gadoch, descansan en el cementerio de Powazki, en Varsovia, en un ala consagrada a las grandes personalidades de la historia de Polonia. Un futbolista que defendió el escudo de su país en 97 ocasiones. Ese lugar de privilegio en el cementerio no es el único dato que habla de la importancia que para los aficionados y el fútbol de su país tuvo Deyna, elegido Balón de Bronce por la revista 'France Football' en 1974 por detrás de dos grandes del fútbol como Johann Cruyff y Franz Beckenbauer. Un volante que tiene un monumento dedicado ante el estadio del Legia Varsovia, el club que lo reclutó (era el equipo del ejército polaco) después de que solo pudiera jugar un solo partido con el LKS Lodz debido a extraños problemas con su fichaje. En el conjunto de Varsovia militó entre 1966 y 1978, conquistando dos títulos de liga y una copa antes de emprender la aventura inglesa del Manchester City. Nacido en Starogard Gdański el 23 de octubre de 1947, sus actuaciones en el Legia no pasaron desapercibidas, ni mucho menos, para clubes de la élite europea como el Milán, el Inter, el Bayern Munich o el propio Real Madrid, pero el gobierno comunista que controlaba Polonia en aquello época no permitió la salida del futbolista hasta después del Mundial de 1978 en Argentina. Kazimierz Deyna, que cuando fue liberado tenía ya 30 años, fichó por el Manchester City, en el que militó tres temporadas aunque apenas jugó debido a las lesiones. Esa falta de continuidad le invitó a pensar en la retirada, pero miembros de la comunidad polaca en Estados Unidos le convenció para afrontar un nuevo reto: unirse al San Diego Sockers, el club en el que jugó entre 1981 y 1987. Su último equipo. Con casi 40 años colgó definitivamente las botas y su vida personal comenzó a transformarse en un calvario que se inició con el divorcio de su mujer. Un golpe moral que ahondó otros grandes problemas. Acabó en la ruina por su desmesurada afición por el alcohol y el juego. En septiembre de 1989, Kazimierz Deyna moría en San Diego a los 41 años de edad víctima de un accidente de tráfico cuando conducía bajo los efectos del alcohol. El final de una leyenda del fútbol polaco maniatado en su época de mayor esplendor en el fútbol al que el comunismo no le permitió codearse con los mejores del mundo.