De guerrillero a poeta
Despu?s de su muerte caer?as en la cuenta de que conoc?as poco a ese hombre amable y ameno, tez blanca, rollizo, de cachucha y mochila, chaleco beige con arco?ris bordado y el letrero de Brigada Callejera Elisa Mart?nez.
Era el mismo que estaba en un sombr?o edificio de La Merced, oficina de Brigada, libreta en mano, frente a una computadora, muy cerca de una foto del Subcomandante Marcos que parec?a observarlo.
Pero habr? que remontarse a los a?os noventa, cuando percibiste la presencia de unas personas que hac?an trabajo social en un anexo de la Iglesia de la Soledad. El lugar se los hab?a asignado un sacerdote.
All? abrieron un comedor y ofrec?an asesor?a jur?dica a sexoservidoras, v?ctimas de trata, la mayor?a llevadas por la fuerza, o con enga?os, por padrotes y madrotas que las obligan a trabajar.
Aquellos muchachos formaban parte de 25 estudiantes de la UNAM que hab?an sido invitados por el maestro Francisco Gomezjara, autor del libro Sociolog?a de la prostituci?n.
Despu?s sabr?as que entre los ellos estaban Jaime Alberto Montejo Boh?rquez y Elvira Madrid Romero, que formar?an una pareja hecha y derecha, pues se casar?an por la iglesia cat?lica, despu?s de peregrinar, ya que rechazaban enlazarlos porque ?l era un indocumentado.
Eran finales de los a?os ochenta. Se hablaba de que hab?a demasiada prostituci?n en La Merced y sus alrededores, pero casi nada de la brutal explotaci?n, algo que la pareja ?ella de 19 a?os y ?l de 21? palpar?a de primera mano y entonces decidieron quedarse para combatirla, asesorar y mitigar el sufrimiento de las v?ctimas.
Elvira tuvo que dejar trabajos formales, para dedicarse de tiempo completo a su nueva encomienda. En esta aventura la acompa?ar?an el propio Jaime, Rosa Isela, hermana de Elvira, y Memo, quien desertar?a del proyecto, ya que prefiri? ejercer la carrera de leyes. De 1989 a 1995, Elvira, Jaime y Rosa Isela hab?an ahondado en su investigaci?n y descubrieron una problem?tica grave, por lo que dejaron sus trabajos formales para abocarse al nuevo quehacer.
Jaime Montejo, nacido en Bogot?, Colombia, fue llevado de ni?o a Cali, donde estudi? y m?s tarde particip? en la guerrilla del M-19, pero ser?a apresado. Entonces lleg? a M?xico.
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Reun?an a las chicas en la Plaza de la Soledad, ya sea en el jard?n o en la hondonada, donde el 22 de julio de 1995 formalizaron la organizaci?n. En esa fecha se festeja el D?a de la Magdalena, recuerda Elvira Madrid Romero, mientras sonr?e, debido al significado del personaje.
Conocieron al cura H?ctor Tello, de la Iglesia de la Soledad, a quien le dec?an El padre de las prostitutas, pues hac?a misa para las sexoservidoras; y cuando fallec?a alguna de ellas, era velada en la capilla anexa.
El propio padre Tello les ofreci? la parte anexa del templo para que los activistas hicieran el primer centro comunitario con servicio m?dico y comedor. Y fue aquel d?a, 22 de julio, cuando naci? el nombre de Brigada Callejera de apoyo a la mujer Elisa Mart?nez.
Le pusieron Elisa Mart?nez porque en ese tiempo una trabajadora sexual con ese nombre muri? de VIH/SIDA en la estaci?n Hidalgo del Metro.
?Brigada Callejera quer?a ayudar a todo el mundo, pero la vida nos fue dando golpes y nos dimos cuenta de que a veces se ganaba y a veces se perd?a?, recuerda Elvira Madrid.
Eran j?venes y esa otra realidad les estallaba en el rostro, ?pero mientras m?s cosas pasaban, m?s nos hac?an fuertes?, agrega Elvira Madrid en El encanto del cond?n, un local de la organizaci?n que cumpli? veinte a?os.
?Cuando conocemos a Elisa, en 1994, ella est? enferma, ya para morir, y nos damos cuenta que los medicamentos no eran gratuitos, ya que solo quien ten?a 25 mil pesos pod?a vivir?, relata Madrid.
Y as? toparon con experiencias buenas y malas, hasta consolidarse como asociaci?n civil, pero al padre lo cambiaron a Tepito y Brigada se fue al n?mero 115 de la calle de Corregidora.
Hace 20 a?os surgi? su propia marca de preservativo, El encanto del cond?n, cuyo logotipo es una capucha zapatista, pues tambi?n hacen campa?a de su uso en territorio del EZLN, con el que coinciden en su lucha.
En ese lapso se han enfrentado a mafias de trata y padrotes, en complicidad con polic?as, algunos ya encarcelados gracias a sus denuncias, y aunque han recibido amenazas y sufrido persecuciones, su labor se ha extendido a Chiapas, Veracruz, Jalisco y otros estados, donde tienen miembros, entre activistas civiles y trabajadoras sexuales.
Pero lleg? la pandemia y sufrieron bajas. Entre ellos el propio Jaime, quien no dio tregua a su trabajo, pero fue vencido por el virus de la pandemia y morir?a en el Hospital General de M?xico, despu?s de un v?a crucis de varias horas por centros hospitalarios. Elvira, mientras tanto, lograba sobrevivir.
A la fecha tambi?n han muerto 250 sexoservidoras, dice Elvira, ?y no solo ellas, sino tambi?n sus familia, porque viv?an en extrema pobreza?.
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?Jaime era una parte muy importante, un fundador, el cerebro de la organizaci?n?, recuerda Elvira Madrid Romero, su ahora viuda. ?Jaime ten?a una habilidad para escribir c?mics y libros did?cticos?.
?Y ten?a sus libretas.
?S?, yo tengo sus libretitas. Ah? escrib?a todo. Jaime fue el que impuls? a las compa?eras para que hicieran sus propias notas.
?Y tienen su peri?dico.
?S?, NotiCalle, escrito por las compa?eras trabajadoras sexuales. Ah? empezamos a denunciar a padrotes y madrotas. Jaime dec?a: ?Si no informas de lo que haces o nos sucede, es como si no existi?ramos?.
?l era el enlace con los medios de comunicaci?n. ?Por eso llegamos a ser una fuente, no solo nacional, sino internacional?, dice Elvira.
?Y por su insistencia y necedad ?a?ade Elvira? Brigada pertenece a la Alianza Global Contra la Trata de Mujeres, conformada por 80 organizaciones de varios pa?ses?.
Jaime Montejo, quien muri? el 5 de mayo de 2020, ?era un hombre congruente con lo que dec?a y con lo que hac?a?, comenta Elvira, a quien dedic? Nostalgia y Enso?aci?n: ?A Elvira Madrid Romero, esposa, compa?era y amiga, a quien amo con todo mi coraz?n?.
Algo bull?a en el pecho de Jaime ?El cura Mateo, como firma en la presentaci?n de Nostalgia y Enso?aci?n, publicado post mortem?, sobre todo cuando hab?a una injusticia contra los de abajo. Siempre andaba a prisa, agitado, y com?a a la carrera; disfrutaba su activismo.
Horas antes de morir, Jaime sent?a mucho cansancio y decidi? ir a casa. Se lo confes? a Elvira, quien tambi?n fue atacada por el virus y sinti? los mismos s?ntomas, pero ella resistir?a los embates.
En su escritorio, lleno de cosas, el ex guerrillero colombiano hizo anotaciones en varias libretas que Elvira guarda con celo.
?Jaime dec?a que el camino de las armas no era el adecuado, pero no lo repudiaba?, dice Elvira, ?porque las condiciones en que ha vivido su pa?s era necesario?.
En el libro, impreso con aportaciones de amigos, fue presentado el pasado 5 de mayo, en la librer?a del Centro Cultural Casa de Ondas, en Santa Mar?a la Ribera; participaron, entre otros, el colombiano Pedro Cote, ex funcionario de la ONU, quien salv? a Elvira y a Jaime, pues medi? para que no lo balearan polic?as de civil y granaderos.
La nostalgia orillaba a Jaime a escribir apuntes en los que mostraba inquietud por lo que suced?a en Colombia, pues durante su juventud fue testigo de problemas que laceraban comunidades ind?genas y campesinas.
??A qu? edad entra a la guerrilla?
??l sali? a los 14 a?os de su casa y estudi? en una escuela de maristas. Ah? le ense?aron a ver por quienes menos tienen. Tambi?n su abuelo, que era ingeniero, se preocupaba por las injusticias.
??Por qu? se va a Cali?
?Porque en Bogot? hab?a mucha persecuci?n contra la gente que denunciaba cosas que el gobierno estaba haciendo; entre ellos estaba su abuelo Alberto, que tambi?n criticaba lo que ve?a.
??A qu? edad sale de Cali.
?Casi de preescolar se lo lleva para salvar su vida. ?l viv?a con su abuelito, su abuelita y su mam?. Estuvo preso antes de llegar a M?xico. ?l no se exilia porque pensaba que hacerlo era como traicionar a la patria.
??Cu?ndo lo conoces?
?En la UNAM. Primero nos conocimos y luego ?sonr?e Elvira? estuvimos haciendo la tarea; despu?s decidimos juntarnos.
Jaime muri? veinticuatro a?os despu?s de haber obtenido la nacionalidad mexicana. En uno de sus textos acu??: ?Aprend? que uno muere cuando deja de luchar?.
En la contraportada del libro est? su foto con el eterno chaleco y su gorra como prendas protectoras, junto al siguiente texto: ?Pero a pesar de la tristeza, la melancol?a y la soledad, el amor, el tierno amor, lleg? a mi vida, implacable, brutal y cadencioso con Elvira?.
Era el mismo Jaime que conociste en ese rinc?n de la calle Corregidora donde guardaba una memoria y se mimetiz? con esa voz cantadita entre chilanga y norte?a que soltaba con pasi?n e indignadas expresiones que narraban injusticias contra esos parias de La Merced y de otras partes del pa?s.
El mismo ?mec?nico de coraz?n, orgulloso de haber sido parte del sue?o bolivariano de Jaime Bateman Cay?n, que hice m?o, al igual que muchos otros combatientes?.
Por eso le dec?an Comandante Jaime.
Humberto R?os Navarrete