«Espero que la buena noticia de los presupuestos en el Estado y en Barcelona anime a que también se cierren unos presupuestos para Cataluña porque será una buena noticia para todo el mundo«. La alcaldesa Ada Colau ha cerrado con esta afirmación, a modo de deseo, el debate sobre las cuentas y ordenanzas municipales para la capital catalana en 2023, unos proyectos que han quedado aprobados definitivamente este viernes, in extremis, tras haberse abstenido ERC en la votación y facilitado el trámite. Un año más, y es que el año pasado, por ejemplo, ocurrió lo mismo, el bipartito de comunes y PSC han podido desencallar el proyecto gracias al respaldo de ERC , socio preferente del gobierno municipal y que también arropó las cuentas estatales hace casi un mes en el Congreso. Con estos dos referentes, la alcaldesa ha pedido abiertamente que las tres formaciones sellen un acuerdo definitivo en la Generalitat: el Govern de Pere Aragonès ya avanzó recientemente un pacto con los comunes, insuficiente para la aprobación de los presupuestos autonómicos, y queda por detallarse si finalmente el Ejecutivo priorizará al PSC o preferirá buscar el apoyo de Junts, sus exsocios de gobierno y compañeros en la causa independentista. «Estos acuerdos estables entre las fuerzas de gobierno y ERC son buenos», ha remarcado Colau, alabando los apoyos «entre partidos de izquierdas, porque Barcelona necesita políticas de izquierdas». Con un tono muy distinto, el socialista Jaume Collboni ha tratado de desdibujar el constante intercambio de cromos a tres bandas y ha destacado que los cuatro presupuestos del reciente mandato se habían podido aprobar gracias a la «geometría variable» , aludiendo a que BCN pel Canvi (ahora Valents) también facilitó que tirasen adelante las cuentas en los dos años de la pandemia. Colau, que ha intervenido al final del debate, ha querido contradecir a su compañero en el gobierno y le ha espetado que «no se ha hecho con geometría variable». El tercero en discordia en este juego, el republicano Ernest Maragall, también ha celebrado el acuerdo con los comunes y se ha referido a los pactos en el otro lado de la plaza Sant Jaume. «Sabemos que quedan muchas conversaciones y estoy convencido que tiene que ser por un final positivo», ha comentado. Además, ha dejado claro que «nosotros estamos al servicio de esta ciudad. Hoy nos abstenemos, mañana gobernaremos « y ha tratado de desmarcarse, con todo, de los comunes. »La distancia de nuestro proyecto con el de Colau y Collboni no ha parado de crecer«, ha sentenciado. Cuentas sociales El proyecto de Presupuestos ha pasado su último trámite con los votos a favor de los dos grupos de gobierno (BComú y PSC) y la abstención de ERC, mientras que Junts, Cs, PP, Valents y la concejal no adscrita, Marilén Barceló, han votado en contra. Las cuentas finales contemplan 3.595,9 millones de euros, el mayor de la historia y un 5,6% más que este año, lo que supone un incremento de 189,6 millones respecto al 2022. Fuentes municipales resaltan que los planes económicos para el próximo año priorizan hacer frente a la emergencia social, proteger la economía local y destinar una mayor inversión en los barrios. Se prevé, además, cerca de 900 millones de euros de inversión para impulsar vivienda y transformación urbana. Los presupuestos van acompañados de unas ordenanzas fiscales que mantienen congelados la mayoría de tributos.