Paloma de la Cruz : «Los escultores no somos arquitectos y la investigación nos ocupa un tiempo»
La pintura es la primera vía que escogen muchos artistas para dar sus primeros pasos en este mundo. Cuando Paloma de la Cruz (Málaga, 1991) descubrió «la carne», que es como a ella le gusta llamar al barro, durante su último año de carrera, ya no pudo dejar de hacer cerámica. Con la mente puesta completamente en su trabajo y la mirada en la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid, hace hueco entre moldes, esculturas y hornos a ABC Cultural en el estudio en el que lleva instalada desde hace unos meses cerca de la glorieta de Marqués de Vadillo, en la capital. «Veía el arte más como un 'hobbie' que como una profesión», indica, y al igual que la decisión de matricularse en Bellas Artes , la escultura se topó en su camino. «Siempre me había apasionado el tema del cuerpo» y De la Cruz ya había hecho bustos con barro . Sin embargo, llevarlo a la práctica no surgió hasta sus últimos años de formación, cuando lo bidimensional se le empezó «a quedar corto» y un mundo se le abrió con todo lo que se puede hacer con la cerámica. «Desde entonces no he parado», indica. De la Cruz, así como los escultores en general, cuenta con problemas añadidos bastante distintos a los que se pueden enfrentar los demás artistas. «No somos ni arquitectos, ni ingenieros», explica la malagueña, que dedica buen tiempo a la investigación para poder producir sus obras. 'Escombros de lencería' es una obra compuesta por 1.500 piezas, mide cinco metros y, entre todos los dilemas técnicos que se encontró para hacer los planos, tardó seis meses en crearla. «Es una estructura arquitectónica que quería que fuese colgada y, técnicamente, no tenía ni idea de cómo hacerlo», subraya. De la Cruz trabaja de una manera parecida a la de una cadena de producción , que le permita estar creado piezas a la vez que otras se cuecen en el horno. Su estudio, lleno de planos, cerámica y un par de pequeñas obras que ha podido colgar, está organizado aprovechando el máximo espacio posible y el necesario. Inspiración Nació con la pasión por esta disciplina y creció con su principal fuente de inspiración para producir sus originales obras. «En mi casa se cosía mucho encaje de bolillo », señala De la Cruz para explicar de dónde parte su interés por la lencería , algo que «habla mucho del cuerpo, de su sexualización y de su cosificación». Sin embargo, este no es el único estímulo que le anima a crear. Conocer otros artistas, la artesanía, la arquitectura, el Art Nouveau , todo lo que tiene que ver con lo textil, el cuerpo y la tridimensionalidad, así como referentes plásticos y conceptuales de la literatura forman parte del híbrido que resulta de su trabajo. La filosofía de las creaciones de la malagueña pretenden transmitir una conciencia del cuerpo y el espacio . «Habitamos el cuerpo, pero también lo hacemos con el espacio. Cuando entras a una sala y ves mi obra estás habitando un cuerpo y un espacio y pretendo que eso te haga replantearte un poco el tuyo también», explica. Incertidumbres El ritmo de vida de un artista está en constante cambio, y encontrar una rutina resulta algo casi imposible para cualquiera que se dedique al arte «ante la alta dependencia de si suena el teléfono en el que te ofrecen una beca, una residencia o una convocatoria». De la Cruz dedica «todo el tiempo que puede» para visitar exposiciones y galerías, lo que al fin y al cabo le sitúa en el contexto de lo que se está haciendo. «Salgo con muchas ganas de currar cada vez que lo hago», indica la malagueña. «En redes sociales se ve solo lo bueno, ya que no subes las veces que te rechazan», admite De la Cruz, que ha tenido un año con mucho movimiento después de haber viajado a Marruecos, Oporto, Córdoba o ARCOLisboa , entre otros. Ser artista tiene detrás también un gran trabajo de oficina que no se ve. «Tienes que estar atenta a las convocatorias, a responder correos, a organizar proyectos que se adecúen a lo que se pide… Ser artista también es ser tu propia secretaria y, con todo lo que conlleva. Hay años que de 10 convocatorias te dan cinco o que de 20 convocatorias no te dan ninguna. Hay que aprender a vivir con la incertidumbre y dar lo mejor de ti». Muchos de sus compañeros, así como ella misma ya ha hecho, tienen que combinar el arte con otro tipo de trabajos para poder «sobrevivir», señala. ARCO, a lo que asiste con la galería T20 de Murcia y con ABC, dentro del proyecto 'Motivos de peso', recibirá a Paloma de la Cruz por cuarto año consecutivo, siendo la primera gran cita que le espera en 2023 y en la que su mente no puede evitar pensar. La escultora está afrontando la feria, que se celebra el último fin de semana de febrero , «con las mismas ganas que el primer año y con piezas nuevas que ya he comenzado». Noticias Relacionadas estandar Si El otro museo de Madrid: la colección de arte contemporáneo del Hotel Four Seasons Sara Medialdea estandar No Muere el escultor y pintor valenciano Nassio Bayarri a los 90 años D.V. Sin embargo, la feria de arte contemporáneo no es lo único que tiene en su agenda. También le esperan talleres en la Universidad de Málaga y una exposición individual en Orense a mediados de año. Viajar y salir del país también forma parte de sus planes futuros, pues esto implica nutrirse. En abril hace dos años que llegó a Madrid y aún tiene pendiente la estancia de investigación del doctorado que está realizando en la Universidad del País Vasco. «Me voy a tener que pedir una prórroga, eso sí», agradece la escultora que se graduó en Bellas Artes e hizo un máster en producción artística también en su Málaga natal, ya que el alto volumen de trabajo que ha ido acumulado en los últimos años no le ha podido dar ni un respiro.