Olivier Danan: «He viajado por todo el mundo y vivido en diez países diferentes y no hay ninguna ciudad como Sevilla»
El empresario francés Olivier Danan se enamoró de Sevilla hace mucho tiempo y hace seis años compró una gran casa familiar sevillana de varias plantas cercana a la plaza de San Lorenzo para convertirla en su hogar, junto con su esposa Sophie. Tras dos años de reformas hicieron de ella «El pájaro rebelde», una lujosa y tranquila casa de huéspedes de siete habitaciones. Antes de eso Olivier, nacido en París, desempeñó diversos cargos directivos en el grupo General Motors y fue director de marketing de Opel España y Opel Francia y director de marketing y comunicación para toda Europa de Opel/Vauxhall. También trabajó para la marca Renault desde París y Londres y para el grupo Fiat. - Nació en París, una de las ciudades más bellas y espectaculares del mundo. ¿Qué le impulsó a comprarse una casa en Sevilla y decidirse a vivir aquí la mayor parte del año? -Vine por primera vez a Sevilla hace cuarenta años y al principio lo que más me atrajo de la ciudad fueron las joyas de su patrimonio histórico y monumental. En los dos días que estuve casi no me dio tiempo a ver nada más pero algo pasó entre mí y la ciudad: una emoción difícil de explicar, una especie de flechazo. Durante los siguientes treinta años he vuelto a Sevilla casi todos los años buscando un respiro en una vida profesional muy intensa. -¿En cuántas ciudades del mundo ha vivido? -En unas diez ciudades de diez países diferentes y la verdad es que entre todas ellas Sevilla fue para mí la ciudad con mejor calidad de vida. No hay ninguna ciudad así. Luego conocí a mi mujer y ella también se ha acabado enamorando de la ciudad. -Aparte del patrimonio, ¿qué más cosas le atrajeron? -El clima, los colores, el ambiente de la ciudad, los bares, las tapas y las fiestas mayores de la Semana Santa y la Feria, por supuesto . Pero más que todas ellas los sevillanos. -¿Los sevillanos? -Sí, la gente nos encantó. Con tantas ciudades y países que he conocido, en ningún lugar he encontrado tanta amabilidad en la gente, tanta profundidad, tanta autenticidad y tanta serenidad. Y también percibí una alegría que no encontré en ninguna otra ciudad del mundo. -¿Notó mucho el cambio cultural? -El cambio cultural entre Francia y España se nota pero el encanto de Sevilla es otra cosa, para mí es un viaje en el tiempo y a los extremos. Es una calidad de vida que no puedes encontrar en casi ningún sitio. -¿Los sevillanos son conscientes de eso? -Quizá no lo sean del todo y no se den cuenta de lo bien que se vive en esta ciudad. La gente es lo más importante y la tradición ayuda mucho: tradición en la familia, en las relaciones sociales, en el ocio. Nos interesaron tanto los sevillanos que ya no queríamos conocer a más franceses sino a más sevillanos. -¿Y tuvieron suerte? -La verdad es que sí. Conocimos a algunos que nos han introducido mucho más en la vida sevillana y creo que ahora tengo tantos amigos en Sevilla como en París. Y eso en sólo seis años. Nos han aceptado un grupo de sevillanos de toda la vida y nos consideran ahora casi familia. Puedo decir que somos para ellos casi como primos hermanos. Y cuando te integras de esa manera cambia mucho la vida en la ciudad. -Dice la mecenas norteamericana Cristina Heeren que los sevillanos son muy hospitalarios pero que es difícil que te acepten como amigos, en su círculo... -Cristina, con la que he coincidido varias veces en espectáculos de la Bienal. tiene razón. Al principio todo son puertas abiertas pero luego cuesta más tiempo. A mí me ha llevado varios años cenar en casa de mis amigos y, por tanto, sé a qué se refiere cuando dice eso, a pesar de lo hospitalarios que son los sevillanos. En Francia invitamos mucho en la casa y esa intimidad se crea antes que aquí, donde eso resulta más difícil. Yo tengo una casa muy grande y me gusta invitar a mis amigos, hacer fiestas. -¿Cómo era la gente de todos esos países y ciudades en las que ha vivido? -He vivido en Suiza, en Inglaterra, en Estados Unidos, en Alemania, y cada uno de esos países tiene una manera distinta de conocer a la gente y es verdad que los anglosajones en general tienen más facilidad para integrar a la gente en un primer momento, pero creo que después la relación que se crea es más superficial. En Sevilla no es así: aquí la relación, cuando la consigues, es más profunda. -Vivió en Madrid durante tres años, cuando lo nombraron director de marketing de Opel en España. ¿Era igual que en Sevilla? -Sevilla es un pueblo que es centro del mundo. Es una ciudad muy provinciana en el buen sentido del término. Hay mucha proximidad y encuentras a mucha gente en la calle, cosa que no pasa en Madrid o cualquier otra gran capital europea o estadounidense. Además, Sevilla cuenta con una ubicación muy buena. Siendo capital de Andalucía puedes ir a la playa, a la sierra, a Portugal. Y hay muchos lugares interesantes cercanos. Por eso vivimos entre París y Sevilla. -¿El sevillano se siente el centro del mundo? -Creo que sí. En general, es así. Se siente muy orgulloso de su ciudad, algo que está muy bien, pero a veces quizá sea un poco excesivo. Porque muchos de ellos no han viajado tanto, y otros han viajado poco y no conocen tantas ciudades como para decir eso. -Pero usted ha viajado mucho y se ha comprado una casa en Sevilla... -Sí. Y llegué a esa conclusión después de conocer muchas ciudades. En cualquier caso, la historia ayuda mucho a los sevillanos a sentirse un poco el centro del mundo porque Sevilla lo fue durante una larga época. Y me resulta divertido ese orgullo de los sevillanos, lo veo como algo positivo. -¿Sevilla lo tiene todo para convertirse en una de las ciudades de lujo de todo el mundo, como dice el empresario monegasco Fabrice Pastor? -La ciudad lo tiene todo para eso y se están construyendo muchos hoteles de lujo pero éste es un tema polémico porque podría afectar a la esencia de Sevilla. Es verdad que las tiendas de grandes marcas aún no han venido aunque poco a poco creo que lo harán, quizá no tanto como en otras grandes ciudades. -¿No le parece algo bajo el nivel del turismo en Sevilla? -Sí, es un poco bajo todavía para el nivel de atracción de la ciudad. Los nuevos hoteles que se están haciendo y los enlaces directos con Norteamérica y otras capitales del mundo ayudarán a subir ese nivel. Pero al mismo tiempo hay que tener cuidado de que Sevilla no pierda su alma. Lo que diferencia a Sevilla de otras capitales del mundo son esas pequeñas tiendas, esos comercios antiguos, talleres, ropa de flamenca, artesanías y si todo eso viene a sustituirse con grandes marcas como Gucci o Vouitton, podría acabar con esas otras tiendas. -¿No podrían convivir esos dos modelos? -Quizá, pero habría que hacerlo bien para no acabar con lo que diferencia a Sevilla de esas otras grandes ciudades. De todas maneras, creo que ese problema va a tardar aún muchos años en darse. -¿Qué es lo que echa de menos un francés como usted en Sevilla? -Echo de menos museos. Especialmente de arte contemporáneo. En Francia tenemos muchos pero también los hay en Málaga, Barcelona o Madrid. El Museo de Bellas Artes es estupendo pero es el único. Es una pena que Sevilla no tenga más cultura artística con la gran historia que tiene detrás. Otra cosa que echo de menos en Sevilla es una mejor decoración. La ciudad tiene mucho ambiente, mucha marcha, muchos bares, pero hay pocos que tengan un entorno bonito, a diferencia de París. Sevilla está más limpia que París pero le faltan más sitios de moda y con una decoración más acogedora y sofisticada. -Aquí los bares, cuanto más cutres de apariencia, más gente va... -A mí esos bares sevillanos me parecen bien y tienen muy buenas tapas, pero los asientos no son los más adecuados y tampoco están cuidadas, en general. las terrazas. A mi juicio, no están al mismo nivel que el resto de la ciudad. -¿Qué le parece la movilidad en Sevilla? -Sevilla es una ciudad plana que se recorre bien a pie o en bicicleta. Es verdad que sólo hay una línea de metro pero los autobuses funcionan bien y con mucha frecuencia. También suele haber taxis suficientes siendo una ciudad en la que es muy difícil aparcar o circular en coche y en la que se han peatonalizado muchas calles. Para los sevillanos que trabajan en Sevilla puede resultar difícil desplazarse de un lado a otro pero para los turistas es fantástico. -¿Ha logrado ser experto en algo de Sevilla? -Quizá en flamenco aunque también nos gustan mucho los toros. Tenemos un abono a la Maestranza y también vamos a muchos espectáculos de la Bienal. -¿Y no se ha hecho experto de la Feria o de la Semana Santa? -Me gusta mucho la Feria, es muy divertida, pero me costó mucho integrarme. Al principio iba mucho a la Feria de Jerez porque todas las casetas están abiertas mientras que en Sevilla la mayoría están cerradas para casi todo el mundo porque son todas privadas. Ahora tenemos amigos sevillanos que nos invitan a sus casetas pero ha costado. -¿Y de las cofradías se ha hecho experto? -No, aunque es el evento más importante de la ciudad y en el que los sevillanos ponen más pasión. Me llamó la atención lo que se meten en la celebración y en lo religiosos que se ponen, pero a los diez minutos se van a los bares a tomar una copa y desplegar su alegría. Esta capacidad que tienen de combinar cosas profundas con otras más superficiales me resulta muy llamativa y sólo la he visto, aunque en menor intensidad, en algunas de Italia y otras de España,. Esta capacidad de los sevillanos es distinta a todas las demás. -Toda la ciudad se involucra en la Semana Santa, tanto la parte derecha como la izquierda... -Sí, esto es algo extraordinario. Se llevan todo el año preparando esa semana y eso no lo he visto en ninguna otra ciudad. En Venecia los venecianos huyen de su ciudad en la época de fiestas y se escapan del turismo y aquí son los sevillanos son los más involucrados, el verdadero alma de sus fiestas. Participan de todas las tradiciones y le dan mucho valor. -¿Qué se le ha pegado de los sevillanos? -Su pasión, su compasión, su alegría, su elegancia, su cultura. Es un poco el duende de los sevillanos. Digo lo de pasión por el carácter fuerte de los andaluces, su amor por el ocio y por la fiesta. Y digo compasión porque hemos vivido cosas duras y ellos siempre están mostrando autenticidad. Otra cosa que ayuda mucho a los sevillanos es la religión, la familia y la tradición, algo que hemos perdido en el norte de Europa.