El Unicaja culmina su hazaña
PESTAÑA unicaja-tenerife-final-copadelrey2023 Crónica 4 La Copa del Rey, cansada del puente aéreo, luce ya por fin en una vitrina diferente. La del Unicaja de Málaga , brillante campeón tras superar al Tenerife en un duelo magnífico que pudo caer de cualquiera de los dos lados. Lo decantó Carter, inmenso en un arreón final que resultó imposible para los canarios, que engrandecieron el éxito andaluz con su fe incansable hasta el último segundo. Antes de comenzar el jueves su participación en la Copa del Rey, el equipo que menos opciones tenía de levantar el título era el Unicaja. Se medía en primera ronda al Barcelona , vigente campeón, y tenía en esa parte del cuadro al Real Madrid, el gran favorito . Una montaña que nadie había escalado antes y que los malagueños se encargaron de escalar en dos jornadas plenas de puntería y ambición. Superado su Everest particular, les esperaba su cuarta final. La primera sin Real Madrid y Barcelona desde 2009 , que era también la final de la ilusión y de la fe. La final sin miedo. Un partido al que Unicaja y Tenerife habían llegado por su confianza sin límites. Los malagueños tras haber dejado en la cuneta a los dos gigantes; los tinerfeños, superando un derbi canario y acabando con el sueño del anfitrión. Dos caminos diferentes e igual de valiosos. Hazañas que confluían en un mismo deseo: levantar la Copa. El premio que escondía el partido era tan valioso que no permitía salir despistado. Por eso, ambos equipos amanecieron en su mejor versión. Duros y rocosos atrás, haciendo de la defensa su mejor argumento. Costaba un mundo anotar y cada canasta se celebraba a lo grande. Una guerra táctica liderada desde los banquillos, en los que Ibón Navarro y Txus Vidorreta no paraban de gesticular. La entrada de Huertas revitalizó a los de negro. Un base a las puertas de los 40 que juega con la vitalidad de un juvenil. Con el balón en sus manos, el Tenerife creció hasta amasar una renta de siete puntos (33-26, min. 14). Un tesoro impensable minutos antes que hizo reaccionar a Navarro. Fue Perry el que ejerció de bálsamo para los andaluces, al que se unió la puntería de Kalinoski para equilibrar el choque antes del descanso, al que se llegó con ventaja canaria después de un triple imposible de Marcelinho (39-37). Fue entonces cuando Brizuela , desaparecido en combate desde su exhibición de cuartos de final contra el Barcelona, decidió reclamar su cuota de protagonismo. El escolta, errático en la primera mitad, apareció renovado en la segunda, líder de un parcial de 7-0 con el que el Unicaja mandó un aviso a su rival (39-44, min. 22). La respuesta llegó de la mano de Huertas, desatado ya en ese momento. Magistral el brasileño, que se asoció con Shermadini para abrir un socavón en la línea de flotación de los malagueños (53-44, min. 25). Un 14-0 que exigió de nuevo la mejor versión de su rival. Que encumbró la final y la convirtió en un partido maravilloso. Un duelo a la altura del premio que esperaba a ambos. El sopapo recibido no tumbó al Unicaja, al contrario. Le sirvió para dejar a un lado los miedos que nunca había tenido durante el torneo y que, de repente, se le habían metido en el cuerpo. Carter, inédito hasta el momento, entró en trance y empezó a sumar de todos los colores. Una entrada a canasta, tiros libres, dos triples consecutivos... En total, 10 puntos en el final del tercer cuarto. Un rodillo el americano, invitado inesperado a esas alturas de partido (62-63, min. 32). Su exhibición se alargó en el último período –otros siete puntos– y que sirvió para romper la ya débil resistencia del Tenerife y hacer campeón al Unicaja 18 años después .