El reencuentro de Maduro con Xi Jinping, un magnífico aliado para lograr sumarse al grupo BRICS
Para el mandatario venezolano, al apoyar la integración de Venezuela, Pekín podría contribuir a la adhesión de "un país con las mayores reservas de petróleo del mundo
El dictador socialista venezolano Nicolás Maduro llegó a Pekín el miércoles para reencontrarse con el presidente chino, Xi Jinping, como parte de una gira de seis días por el país asiático. Su objetivo es recuperar el compromiso y la financiación del Partido Comunista y además lograr que este le respalde para que Venezuela se adhiera al bloque económico y de seguridad BRICS, liderado por el gigante asiático. Para China, sus relaciones con Caracas se enmarcan en una perspectiva estratégica a largo plazo y, asegura que “como ha hecho siempre, lo respaldará en la protección de la soberanía nacional y en la lucha contra la injerencia externa”.En una entrevista concedida a la agencia de noticias estatal Xinhua, Maduro explicó que pretendía obtener el apoyo de Pekín para integrar el Brics, un bloque de países emergentes formado actualmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. La agrupación decidió en agosto integrar a seis nuevos miembros en 2024, entre ellos Irán, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Argentina y Etiopía.
Para el mandatario venezolano, al apoyar la integración de Venezuela, Pekín podría contribuir a la adhesión de "un país con las mayores reservas de petróleo del mundo". Maduro asegura que "el BRICS ampliado podría definirse como el gran motor para acelerar el nacimiento de un nuevo mundo de cooperación en el que el Sur Global tenga una voz preponderante".
Tras sus conversaciones, los dos líderes fueron testigos de la firma de múltiples documentos de cooperación bilateral en áreas como la iniciativa de la Franja y la Ruta, el comercio, la educación, el turismo, la ciencia, la sanidad, el espacio aéreo y la aviación civil. También se emitió un comunicado conjunto sobre el establecimiento de la asociación estratégica “contra viento y marea” entre ambas naciones.
En general, Venezuela, aislada en la escena internacional, acude a China en busca de apoyo financiero para reactivar su economía. Este país sufre una de las peores inflaciones del mundo (+436% interanual en mayo) y su PIB se ha contraído un 80% en 10 años como consecuencia de una profunda crisis económica. De acuerdo con las estimaciones de finales de julio del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), organismo de referencia a falta de cifras oficiales, en el primer semestre del año la economía venezolana se contrajo un 7% con respecto al mismo periodo de 2022.
Por otra parte, la semana pasada, la vicepresidenta de Venezuela visitó China. Delcy Rodríguez se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, el cual se congratuló de la "amistad inquebrantable" entre ambos países. El objetivo de dicha misión era negociar inversiones de Pekín en el sector petrolero, vital para la economía venezolana, así como una posible empresa mixta entre grupos petroleros de los dos países, según la agencia de noticias financieras Bloomberg. El encuentro fue una "extraordinaria reunión de trabajo durante la cual fortalecimos nuestras relaciones bilaterales", así como "la ampliación de la cooperación estratégica", saludó Delcy Rodríguez en sus redes sociales.
Por tanto, existe entre ambos países una relación muy estrecha y, sobre todo, interdependiente. En particular, China es uno de los principales acreedores de Venezuela. En la década de 2010 le prestó 50.000 millones de dólares, que Caracas reembolsó posteriormente mediante entregas de crudo, del que posee las mayores reservas del mundo. Este país latinoamericano adeudaba aún 20.000 millones de dólares a Pekín en 2018.
La última visita del presidente Maduro a China fue en 2018. En ese momento, elogió la visión de su homólogo chino de un "destino común para la humanidad". Feroz crítico de Estados Unidos, también ensalzó a los chinos como un país "sin imperio hegemónico que chantajea, domina y agrede a los pueblos del mundo".
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