Francia alerta del riesgo de ‘armas químicas y biológicas’ terroristas y confirma la muerte del ‘cerebro’ del 13-N
La Asamblea ha votado mayoritariamente a favor de la propuesta, en medio de un clima de psicosis por los atentados y por la evidencia del peligro latente, que se demostró el miércoles con la gran operación llevada a cabo en el barrio de Saint Denis. Ahora se ha confirmado que el ‘cerebro’ de los atentados, Abdelhamid Abaaoud, murió en el curso del asalto policial.
El asedio duró siete horas, se dispararon más de 5.000 balas y se lanzaron granadas. Todo ello, unido a la explosión que acabó con la vida de una mujer kamikaze, supuesta primera de Abaaoud, dejó el piso de los terroristas a punto de la demolición. Cuando los agentes consiguieron acceder a su interior, encontraron entre los cascotes unos restos humanos que, veinticuatro horas después, se han confirmado como pertenecientes al individuo que planificó los atentados del viernes 13 de noviembre.
Este es el ambiente en el que el primer ministro francés ha acudido a la Asamblea Nacional para subrayar que el "enemigo" de Francia tiene "un nombre": "el islamismo radical y lanzar esta advertencia: "A día de hoy no se puede excluir nada. Lo digo con todas las precauciones necesarias pero lo sabemos y lo tenemos en mente. Puede existir el riesgo de las armas químicas y bacteriológicas".
Tras el alegato, los diputados franceses han decidido de forma casi unánime prolongar durante tres meses la duración del estado de emergencia en el país y reforzar ese régimen de excepción. El proyecto de ley, que modifica el texto en vigor desde 1955 y refuerza la eficacia de sus disposiciones, ha sido respaldado por 551 diputados a favor, seis en contra y una abstención. Los seis votos en contra han correspondido a tres diputados socialistas y otros tres ecologistas, y la abstención ha partido también del bando socialista (en el Gobierno).
La iniciativa aprobada prolonga el estado de emergencia durante tres meses a partir del próximo 26 de noviembre, fecha en la que expira el decreto suscrito el pasado sábado. El trámite en el Senado está programado para este viernes y, dado que se espera también un respaldo mayoritario, no parece probable que tenga que ser revisado en ambas cámaras en segunda lectura. Eso no significa que el drástico endurecimiento de las medidas de seguridad emprendido por Francia esté totalmente exento de polémica, sobre todo porque algunos analistas ven en él peligrosas analogías con la polémica Patriot Act estadounidense, que tras el 11-S creó todo un nuevo arsenal de agencias y de poderes excepcionales, como la detención sin límite de tiempo y sin inculpación de personas sospechosas de terrorismo. El presidente François Hollande, que pronunció un histórico discurso belicista ante el Parlamento reunido en pleno este lunes, no dudó en "retomar propuestas de la derecha, casi de extrema derecha" ha llegado a advertir el diario Le Monde en su editorial.
Entre esas medidas, cuyo debate ya arrancó tras los atentados de enero pasado, está no solo la prórroga del estado de emergencia, sino también el refuerzo de los medios policiales y militares, la disolución de mezquitas extremistas y la ampliación de las condiciones para la pérdida de la nacionalidad. Hollande anunció también la creación de 8.500 plazas suplementarias en la policía, gendarmería, justicia y aduanas. Para Céline Parisot, secretaria general de la Unión Sindical de Magistrados (USM), “el arsenal represor ya existente nos parece suficiente. La ley de espionaje, en particular, ha llegado muy lejos, facilitando las escuchas, la geolocalización". La ley de espionaje, que se aprobó en junio pasado, ya provocó una fuerte polémica debido a que otorga amplios poderes a los servicios secretos franceses para rastrear la Red e interceptar comunicaciones telefónicas y cibernéticas con autorización del primer ministro, pero sin control judicial.
La opinión pública, tras el impacto de los atentados, apoya las nuevas medidas
Hollande y Valls se han decidido a dar el nuevo paso tras constatar que ocho de cada diez franceses aseguran estar dispuestos a que haya más controles y una cierta limitación de sus libertades a cambio de mayor seguridad. Esa es la principal conclusión de una encuesta realizada tras los atentados que han costado la vida a 129 personas, es decir, cuando la ciudadanía está aun muy lejos de superar el trauma. El sondeo ha sido realizado por el instituto demoscópico Ifop para el diario Le Figaro y la emisora RTL y precisa que la disposición a limitar las libertades a favor de la seguridad es prácticamente mayoritaria también entre la izquierda.
El 98% de los encuestados califican de "elevada" la amenaza terrorista, porcentaje no alcanzado desde 1992. El 85% de los encuestados aprueba la intervención militar en Siria y el 62% se muestra en contra de la acogida de refugiados, cifra que hace un mes era de 47%. Otro dato significativo es que los franceses mantienen su confianza en la lucha de las fuerzas del orden contra el terrorismo, con un respaldo de 87%, pero solo la mitad de la población confía en el Gobierno y en el presidente François Hollande en materia de seguridad.
El actual estado de emergencia se decretó en un primer momento el pasado sábado a las 00.00 hora local (23.00 GMT del viernes) para "el territorio metropolitano y Córcega". Durante el sábado, se amplió a territorios de ultramar "por una necesidad de coherencia y de refuerzo del dispositivo de seguridad". Desde su aplicación, las fuerzas del orden francesas han llevado a cabo más de 400 registros administrativos (sin orden judicial) que han permitido requisar 87 armas, entre las que había 11 armas de guerra,
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