CEO’s disruptivos: entre genialidad y prudencia
Los CEO’s más memorables son los que rompen moldes, y esa singularidad puede ser una ventaja, pero tiene sus riesgos, dice Alberto Tovar.
Recientemente, la situación en Open AI, marcada por la salida y regreso de su CEO Sam Altman, me llevó a reflexionar sobre la necesidad de que los líderes posean una comprensión profunda de los valores y la misión de sus negocios, además de integrarse plenamente con todos los grupos de interés.
Esta idea se refuerza con el pensamiento de Peter Thiel en su libro “Zero to One”, donde subraya la importancia de interrogantes esenciales para el éxito empresarial, a menudo ignoradas por muchas start-ups tecnológicas y que conducen a fracasos.
Las experiencias de figuras como Sam Altman de OpenAI y Steve Jobs de Apple, enfrentando adversidades y rechazo, resaltan una perspectiva de Thiel: los líderes más eficaces y memorables suelen ser aquellos que rompen moldes. Esta singularidad puede ser una gran ventaja para la compañía, aunque conlleva riesgos notables.
Thiel también defiende una mayor aceptación de fundadores que parecen “extraños” o extremos, argumentando que son estos individuos quienes pueden llevar a una empresa más allá del simple crecimiento, hacia innovaciones verdaderamente disruptivas.
Por ello, es primordial para CEOs y fundadores, actuales y futuros, incorporar estas reflexiones. Un coach ejecutivo puede desempeñar un papel crucial en este proceso, actuando como catalizador para que los líderes exploren estas cuestiones vitales, equilibrando su excentricidad con prudencia y afrontando los retos de la innovación sin perder de vista la sostenibilidad de las ideas.
El coach ejecutivo se convierte en un socio estratégico, promoviendo una comunicación efectiva y una cultura de liderazgo ético. Ayudan a los líderes a enfocarse en la viabilidad a largo plazo, incluso cuando las tentaciones de logros rápidos son fuertes, y a discernir entre la innovación audaz y la transgresión de los límites éticos y legales, protegiendo tanto al individuo como a la organización.
El valor del coaching ejecutivo reside en su capacidad para prevenir caídas comunes en la industria tecnológica. Mediante esta orientación, los líderes no solo buscan revolucionar sus mercados, sino hacerlo con integridad y sostenibilidad, asegurando que sus legados perduren más allá de los éxitos y fracasos temporales de sus empresas.
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