Otra revancha de Joao Suena con fuerza en el Metropolitano el grito de «ese portugués, qué hijo puta es». No es xenofobia (aunque el insulto sí lo sea) por más que se empeñen, ni tampoco es la primera vez. La novedad es que el agredido no es un jugador del eterno rival sino uno del propio equipo, aunque prestado al adversario. Y no sólo eso, Joao Félix, que juega en el Barça pero pertenece al Atlético, escucha silbidos al recitarse las alineaciones y luego, ya en el partido, cada vez que toca la pelota. Lo previsible. Esa gente lo desprecia, es un desafecto irreversible. Y más allá de la incorrección de lo gritado, el jugador se lo había ganado...
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