En casa de la pequeña Ella Fitzgerald no sonaban los discos de Bessie Smith , epítome de la tribulación bluesera, sino los de otra Smith sin relación alguna, Mamie Smith , más comedida y complaciente. Mientras Bessie cantaba al maltrato de género con una aflicción subyugante, Mamie lo hacía con una sonrisa en los labios. Aquí no ha pasado nada. Eso es lo que a su manera transmitía también Ella. A pesar de haber vivido una infancia casi tan terrible como la de Billie Holiday , aparentaba tranquilidad de espíritu y siempre estuvo centrada. Mientras ella escuchaba a Bessie, Fitzgerald aprendía de Mamie. Siendo una niña, Holiday sufrió varias violaciones, trabajó como prostituta y cayó en el abismo de las...
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