No le voy a andar dando explicaciones, indiscreto lector, sobre por qué volví a tocar el piano después de decenas de años de haberlo abandonado. Retomé piezas facilitas de Schumann, de un libro de música que se desmigaja de viejo y, últimamente, me da placer enredarme en una de sus melodías, creo que la más dulce.