Su fruta podrida
Miguel Ángel Rodríguez Bajón está triste. Así se define en su perfil de X: “Me entristece el cada vez más bajo nivel de la vida pública española”. Su perfil se denomina MAR, como si él mismo tuviera vocación de acrónimo, pero se hubiera quedado en las siglas de una sociedad mercantil. Él es conocido como Miguel Ángel Rodríguez a secas, lo cual es comprensible, teniendo en cuenta su estado de ánimo permanente. Entristecido. En los últimos días, sin embargo, quiso hacer ver que se está tomando las cosas con lo que para él es humor: “Tras el ataque desmesurado de Hacienda, de la Fiscalía, del Perro, de la vicepresidenta, del gañán de Transportes, del que no paga impuestos en España de PRISA, de la Intxaurrondo que cobra en B de TVE y la quitan el programa… no pueden matar a Díaz Ayuso!! Nos gusta la fruta!!!”, lanzó, presuntamente healthy, al espacio digital, aunque baste una mirada por encima de sus presuntas bromas para comprobar que la grosería y la agresividad son tan pringosas como cuando se pela la fruta con las manos.
La paradoja es que le entristezca tanto la vida pública, a él, que es el jefe del gabinete de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pringada también, una y otra vez, con la fruta podrida. Se dice que MAR es el artífice de semejante personaje. Se dice que MAR ha pulido a Díaz Ayuso (a lo mejor he entendido mal y lo que se dice es que se lo están puliendo crudo, como un melón). Seguramente inspirado en las formas de MAR, amenazó el novio de Ayuso –el del Maserati, el del pisazo en Chamberí de millón y pico, el de las facturas falsas emitidas por desconocidos sevillanos, el de las empresas fantasma en paraísos fiscales, el de las jugosas comisiones en la pandemia–, amenazó el sanitario de profesión con denunciar por revelación de secretos a una inspectora de la Agencia Tributaria, a la Fiscalía de Madrid y a la vicepresidenta Montero, a quien Hacienda ha salido a defender.
Díaz Ayuso había salido antes a la palestra, muy nerviosa. Tan nerviosa, que se ve cómo miente sin disimulo. Estaba muy nerviosa porque se dice que su carrera política da los últimos estertores y porque debe de saber quién se está frotando las manos. De entre los suyos, se entiende. Aunque quizá confíe en atemperar los nervios –esos nervios propios de un final no deseado– porque sabe, también, que llegarán los poderes judiciales, y que, también, son mayoritariamente de los suyos y pueden hacer magia con sus presuntos delitos y complicidades. De hecho, MAR no ha vuelto a sacar a Díaz Ayuso en público. Quizá la ha dejado entretenida triturando fruta para hacer una macedonia dulce como la venganza.
“Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar. Idiotas. Que os den”, ha amenazado MAR a elDiario.es por publicar las exclusivas sobre el novio de Diaz Ayuso. Debe de ser tal su sensación de impunidad que lo hizo en varios mensajes por escrito. “Es un anuncio”, concluyó MAR. Y sí, impacta que la mano derecha de la presidenta de la Comunidad de Madrid recurra a métodos propios de mafiosos, pero sobrecoge igualmente que quien es considerado presidente en la sombra se permita hablar en ciertos términos. Salvo que lo hagas con un plátano o una manzana, “triturar” es una palabra muy violenta, remite a carne picada. Pero “idiotas”, que a fin de cuentas es un insulto que no suena tan fuerte, remite a un estado indeseable de la cosa pública (un estado tan bajo que MAR debió de quedarse muy entristecido tras escribir esa palabra para amenazar a una periodista). Podría haber sido “tontolaba”, un insulto que casi no lo es, da igual. Lo que importa es que este tipo está en el poder y se expresa como un pandillero. Como miembro de una organización con un historial nada intachable. No lo digo yo, ni lo dice un tuit cualquiera: ha dicho la justicia que el PP, como partido, se ha lucrado de la corrupción. También le gusta mucho la fruta a Esperanza Aguirre, a Ignacio González o a Cristina Cifuentes, por poner sólo ejemplos de nivel jefe, como Díaz Ayuso y como MAR. De M. Rajoy seguimos esperando que se desvele su identidad.
Detrás de las amenazas de MAR hay una sanidad pública desmantelada y está el grupo Quirón, con quien ha hecho negocietes el novio que Díaz Ayuso defiende con mentiras. Detrás de los insultos de MAR hay comisiones millonarias por mascarillas en lo peor del covid y personas mayores cautivas en las residencias, muriendo sin antibióticos, sin oxígeno y sin sedación. La investigación confirma que más de 4.000 pudieron salvar su vida durante la pandemia y murieron a causa de los protocolos de la muerte del Gobierno de Ayuso. Qué desfachatez que el que amenaza e insulta a periodistas, el presidente en la sombra, sea el mismo que acusó de “nazi” al doctor Montes por defender la muerte digna. Da tanto asco moral ver ocupar sillones a quienes deberían ocupar banquillos. Es difícil entender a toda la gente que echó a la urna un voto a Diaz Ayuso, un voto a MAR, un voto a la factura falsa, un voto a la empresa pantalla, un voto a la chulería, un voto al exabrupto, un voto a la corrupción. Eso es lo que realmente nos tenemos que mirar. Su fruta es la que tendríamos que triturar. En los periódicos, en las calles, en los tribunales y en las urnas. Su fruta podrida.