Aunque Yamaha ya no será pionera en este campo, el uso de motos con propulsión eléctrica para la práctica de motocross tendría todo el sentido. Por un lado está la autonomía eléctrica disponible que es acorde a la disciplina y, sobre todo, por la ausencia de ruido y emisiones contaminantes que ofrecen, algo que permitiría trasladar la espectacular especialidad a entornos urbanos e incluso en establecimientos bajo techo más reducidos que los actuales.
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