El Imperio británico salió renqueante de las conferencias de Yalta y Potsdam en 1945 y estuvo desangrándose las dos décadas siguientes. La debilidad de las grandes naciones europeas, las promesas realizadas durante la guerra —Japón invadió gran parte de las colonias europeas— y la oposición al colonialismo de las dos nuevas (y únicas) grandes potencias mundiales, Estados Unidos y la URSS, fueron las causas fundamentales de la quiebra del sistema colonial tal y como entonces se conocía.