La última predicción de Stephen Hawking sobre el fin del mundo estaría más cerca de cumplirse que nunca
Elon Musk, dueño de SpaceX, lidera proyectos para alcanzar la vida multiplanetaria que proyectó Stephen Hawking antes de su muerte.
El físico teórico Stephen Hawking se hizo especialmente famoso por sus trabajos sobre los agujeros negros, la relatividad general y la teoría cuántica. Sin embargo, sus ideas y teorías científicas a menudo ofrecían visiones interesantes sobre el universo y el futuro de la humanidad, que con el paso de tiempo se vuelven cada vez más palpables.
En varias ocasiones, por ejemplo, el científico habló sobre la vida multiplanetaria; necesaria para evitar la extinción de la raza y únicamente alcanzable con la ayuda de la inteligencia artificial y el continuo desarrollo de la exploración espacial.
La propuesta del astrofísico deja de ser una predicción futurista a medida que gigantes tecnológicos como Elon Musk lideran proyectos para habitar Marte y desarrollar colonias en el espacio. A continuación, todos los detalles.
Elon Musk cumple las predicciones de Stephen Hawking
Elon Musk es el fundador de SpaceX, la empresa aeroespacial con el objetivo de reducir los costos de los viajes al espacio.
El dueño de Tesla, Elon Musk, expresó repetidamente su interés en establecer una presencia humana permanente en Marte como una forma de garantizar la supervivencia a largo plazo de la humanidad y de avanzar en la exploración espacial.
Para lograrlo, su empresa SpaceX está desarrollando la nave espacial Starship para transportar grandes cantidades de carga y eventualmente personas al planeta rojo, de manera económica y eficiente.
Se trata del cohete más grande del mundo, con 121 metros de altura y capacidad para hacer lanzamientos de 200 toneladas en su versión desechable.
Su tercera prueba de vuelo, que fue el pasado 14 de marzo, resultó exitosa ya que la nave alcanzó por primera vez la altitud y la velocidad esperadas por SpaceX. Despegó con éxito de las instalaciones de Starbase en Boca Chica, Texas, y alcanzó una altitud de 100 kilómetros; lo que es suficientemente cercano a la órbita como para garantizar que el cohete puede lanzar satélites.