Un año más el Teatro Cervantes de Málaga ha vuelto a ser escenario del tradicional pregón de la Semana Santa de Málaga 2024 , que en esta ocasión ha corrido a cargo del abogado y profesor universitario Augusto Pansard , que a una semana de que los cortejos nazarenos vuelvan a la calle, animó a los malagueños a vivir la fiesta y reivindicó el «orgullo» de ser cofrade. Su disertación se extendió durante cerca de una hora y media y tuvo como punto de partida una oda a Málaga , a la que definió como «su amor primero». La ciudad junto a la que creció y a la que pidió «su mano», entre «inquieto y cobarde» temiendo un desplante que nunca llegó. Pansard agradeció a aquellas personas que le habían acompañado durante el camino que une el momento del nombramiento hasta el día en el que le ha tocado subir al atril. Un respaldo en el que también incluyó a familiares , como sus padres, que ya no están aquí: «A ellos rindo el mejor de los homenajes», sostuvo emocionado. Una parte del inicio de su pregón estuvo, precisamente, dedicada a las generaciones anteriores que habían mantenido con vida la Semana Santa en el pasado. «No es extraño asistir a debates en el que insignes, muy insignes principiantes, reniegan de todo lo que ellos denominan 'lo de antes' y se cuestionan cómo es posible que alguna vez pareciera todo tan distinto a lo que ahora vivimos, que es como siempre tenía que haber sido. Ahora rendimos culto a una cultura de lo inmediato y novedoso. Enseguida se da de lado a lo que se tacha de obsoleto, de material caducado», exclamó. En estos párrafos, también tuvo palabras para la mujer y su «justa reivindicación» por tener derecho a creer y ser de la misma manera. En este sentido ha recordado a Paloma Sánchez -historiadora y cofrade de la Pollinica- o Lola Carrera -archivera e historiadora-. Cofrades que levantaron la bandera de una «hornada de guerrilleras» que fueron abriendo una senda. «Si hoy hay ya mucho hecho, es porque primero estuvieron ellas», sostuvo. Sus cofradías El pregonero se detuvo también para hablar de las hermandades a las que pertenece: Pollinica, Sentencia y la Piedad , corporación esta última en la que actualmente ocupa el cargo de teniente hermano mayor. Así, echó la vista atrás para retraerse a sus orígenes cofrades, ligados al pescador de hombres. «Me sigues, Pescador, porque me quieres al ladito tuyo, y aunque a ti te parezca que huyo, tú, tú no me hagas caso, que sin ti no soy nada. Me sigues en mi barca o en una estampita debajo de una almohada, a los pies de una cama de hospital o guiando las manos de una cirujana», dijo sobre el Señor en su entrada en Jerusalén. Una gran cruz blanca con alusiones a sus cofradías presidía el escenario del Teatro Cervantes ABC También lo hizo con la Sentencia, declarando a viva voz que su corazón «es mariano» y nazareno y con la Virgen de la Piedad , representada a través de una silueta tras el telón en la recta final de su pregón. «Dios quiso dormir junto a su Madre donde el cielo se abre a sus gentes, habitantes que les quieren como no se puede querer a nadie. El Molinillo. Allí, donde día a día, agarraditos a tu reja, te recitan esa letanía de quejas, para que les protejas de la pobreza, del paro, de la enfermedad, implorando esa Piedad, que regalas a quien a ti se acerca». Su marianismo estuvo presente al mencionar a las distintas advocaciones que llevan las Vírgenes de Málaga: «Santa Cruz, Gran Perdón, Novia de Málaga (...) que en, Málaga, en tierra de María Santísima, todos somos sus hijos y sus hijas y Ella, Mediadora, Patrocinio, Mayor Dolor, Merced, Dulce Nombre, Amor y Esperanza, Ella, Amparo y Misericordia, Soledad Traspasada, Ella es nuestra segura apuesta por eso, por eso, hermanos gritemos bien alto…que María, que María es nuestra fiesta», exclamó entre los aplausos del público. Sentimiento cofrade El profesor se detuvo largo rato para hablar de la túnica nazarena; los sonidos, pero sobre todo, el silencio de la Semana Santa, y reflexionar desde un punto de vista crítico sobre aquellos «expertos que parecen disfrutar discutiéndolo todo», como si no hubiese ningún modo de entender una Hermandad sino «como ellos la entienden, sentando su razón como la única verdad». Ante todo, el discurso de Augusto Pansard fue una defensa del sentimiento cofrade . Una forma de ser que requiere «unirnos» -dijo- para curar «tantas heridas que a veces nos hacemos desde dentro». También apuntó a los ataques externos que se reciben: «Debemos unirnos frente a esos dueños de una libertad de expresión que a nosotros se nos niega , frente a predicadores vacuos, frente a los que con la etiqueta de lo laico nos excluyen sin miramiento y esconden, en verdad, un argumento arcaico para ensalzar su moral de saldo en cualquier foro o tribuna», subrayó. No se olvidó de hablar de una hostelería minoritaria que «no acaba de entender» de la necesidad de que las sillas estén llenas al paso de las cofradías e incluso de la posibilidad de que haya procesiones el Sábado Santo: «Soñemos que el obispo se lo replantea», afirmó. En un escenario presidido por una gran cruz pintada de blanco junto a motivos alusivos a sus cofradías -planteado y ejecutado por Miguel Ángel Blanco, Francisco Naranjo y Salvador Reina-, el pregonero puso el colofón final pidiendo a todos los presentes, pidiéndoles que «salieran a la calle» con alegría para cumplir con el sentimiento de ser cofrade. «Debemos sentirnos orgullosos y gritar bien fuerte que estamos de suerte, que Cristo vive», sentenció.