Como era siniestramente previsible, más allá de algunos heroicos actos de protesta, la lucecita del Kremlin que nunca se apaga ha conseguido un quinto mandato de seis años . Un plebiscito Potemkin que, además de algo de estabilidad, permitirá a Vladímir Putin presumir de estatus, dentro y fuera de su banda, al superar si el cuerpo aguanta la longevidad en el poder acumulada por su genocida predecesor Stalin. En esta ominosa ocasión, el hombrecillo de acero inoxidable ha manipulado su última pantomima electoral de tres días en Rusia hasta conseguir un grotesco 85% de todos los votos manufacturados. Es decir, una propina del 10% adicional sobre el resultado de su anterior patraña electoral. Todo tan 'fake' que es absolutamente incompatible...
Ver Más