Carlos Tatay se ilusiona con el Dakar tras su lesión medular
Los veinte años de vida de Carlos Tatay han estado siempre ligados a su pasión por la gasolina. Con tres años, su padre le regaló un quad y ahí empezó todo. Fue ascendiendo de categorías con facilidad hasta llegar al Mundial de Moto3, donde logró subirse al podio. Después, volvió al Campeonato de Europa de Moto2 y, en tan solo tres carreras se hizo con la victoria, una victoria que le llevaría a conseguir un hueco en el Mundial de Moto2 en la siguiente temporada. Pero un accidente el 2 de julio de 2023 durante la primera carrera del Europeo en el circuito de Portimao, le arrebató ese sueño. Sin embargo, vida solo hay una y hay que seguir soñando, como dice el propio Carlos, «añadiendo dos ruedas más a todo». El piloto Pont Grup visitó hace unos días las oficinas de la correduría de seguros especializada en motos con sede en Málaga y que impulsa además a otros mundialistas como Pedro Acosta, Dani Pedrosa o David Muñoz. Lleno de vitalidad y con una sonrisa hizo balance de todo lo que ha vivido en estos últimos nueve meses desde su lesión medular y habló de lo que le ilusiona para el futuro.
«Voy mejorando día tras día. No significa que tenga expectativas de andar, pero en cuanto a calidad de vida sí estoy mejorando muchísimo, controlando cada vez más el abdomen y la lumbar, y esto se traduce en que el día a día lo disfruto mucho más, puedo hacer más locuras», contaba el piloto valenciano, que además de a su falta de movilidad ha tenido que enfrentarse a problemas burocráticos con la Federación Española y la Valenciana tras su accidente. «Me gustaría dar buenas noticias, pero no hay novedades. Están ambas federaciones demandadas y estamos a espera de juicio. Mis abogados están tranquilos, están intentando regular la ley del deporte que salió nueva en 2023. El primer paso es que un juez decida cuál de las dos federaciones se tiene que hacer cargo o qué porcentaje cada una y, a partir de ahí, reclamar todo lo que no han pagado durante estos meses y futuros gastos que aún necesito para mi rehabilitación», explicaba.
Después de un periodo de depresión se le ocurrió que tenía que conseguir un kart adaptado, la forma más económica y fácil de entrenarse y volver a sentir la velocidad. «Es lo que me libera de todo. La primera vez que lo probé tenía tantas sensaciones mezcladas que ni sonreía, pero cuando llegué a casa supe que era lo mío porque no pensaba. Tocaba los mandos, metía marchas, aceleraba, frenaba… sin pensar y esto no es normal, porque cuando tienes todos los mandos en el volante y solo dos manos para manejarlo, no es fácil de gestionar. Y fue ahí cuando dije: “Puede ser que podamos orientar mi vida por aquí”», confiesa el piloto Pont Grup.
Un futuro en el desierto
Y ahí es cuando aparece en el horizonte la posibilidad de hacer el Dakar en el futuro, siguiendo los pasos de Isidre Esteve, que compite en coches tras hacerlo en motos y sufrir una lesión medular; y de Albert Llovera, que es un clásico dakariano en su camión. Se le iluminan los ojos cuando le hablan del mítico rally. «Ojalá. Es cierto que, hablando con Albert, que me está ayudando mucho, me ha dicho que para el Dakar siempre hay tiempo, que puede ser, pero que él no lo pondría como primer objetivo. A mí me tira mucho, el año que viene creo que no, pero es algo que tengo en mente», explica, convencido de que puede ser competitivo en cuatro ruedas. «En pista estás en una situación muy parecida y los puntos de referencia son muy parejos».