Gota a gota: Queremos y no queremos

Queremos Campanilleros No vienen mal las conmemoraciones para que haya marchas que o bien resuciten o se coloquen en el lugar que les corresponde. La centenaria composición de López Farfán sonará este año todavía más que nunca por cumplir sus primeros cien años. Es la que mejor refleja la Semana Santa popular. Habitualmente se interpreta con generosidad pero en los últimos años se ha visto orillada por marchas nuevas con abundancia de campaneo, tan mediocres como prescindibles. Queremos este año hartarnos de Pasan los Campanilleros. A ser posible sin que se cante. La Semana Santa del Pregón Popular, entrañable, auténtica, en continua evolución. Ese paisaje que dibujó Juan Miguel Vega el Domingo de Pasión es el que quisiéramos ver esta semana en las calles. Nada sofisticada, nada impostada. Ojalá el texto se haga carne y habite entre nosotros. Javieres Que la hermandad pueda conseguir si anhelo de trasladarse a la Iglesia de los Jesuitas de la calle Jesús del Gran Poder. Una vez que se ha marchado de ahí la Pastoral Juvenil (asignarle la Iglesia fue un tremendo error de la mitra) el templo corre el riesgo de quedarse cerrado y vacío si una entidad o una corporación no lo ocupa. Sería ideal para dos cofradías. Una de ellas Los Javieres. ¿Se animaría el Valle? ¿Se animaría...el Sol? El misterio El nuevo grupo escultórico del Buen Fin obra de Darío Fernández es una maravilla. Puede que sea uno de los mejores que se ha hecho en este siglo que está a punto de cumplir su primer cuarto. La cofradía ha apostado por un artista consagrado que paradójicamente no tenía ningún misterio en Sevilla. Esto debería animar a quienes aún -vísperas y no vísperas- deben renovar sus imágenes secundarias para dotar de excelencia a la composición. Ojalá con lo del Buen Fin se produzca un efecto dominó. Soñar Cuando termine la Semana Santa quedará por delante una cuaresma larga de varios meses a la espera del acontecimiento de diciembre, el Congreso Internacional de Cofradías. Pese a las reticencias de los de siempre, va a ser algo histórico. Ya se trabaja sobre un recorrido en el que quepan la mayor cantidad de personas. El cortejo con los ocho pasos saldría de la Catedral para buscar la Puerta de Jerez. Pasaría por la Avenida de Roma y giraría por Palos de la Frontera. Aquí pasaría por la fachada lateral de San Telmo donde estaría la tribuna de autoridades. Después daría la vuelta por La Rábida, las Delicias y Paseo de Colón. Ahí ya se bifurcarían los cortejos; las de Triana para el barrio y el resto para sus templos. Lo más seguro es que los tres pasos de la provincia estén en la Colegial del Salvador. No queremos Espectáculos Ni señoras con castañuelas acompañando una marcha, ni saeteros con el «age» de una ameba, ni petaladas sincronizadas con la música, ni nada preparado para que se organice un show en una estación de penitencia. Chilladores Tras un año de cierta tranquilidad han vuelto los grupos que apelan a la devoción para justificar su actuación pero que no son más que devotos del desahogo que cultivan, gritarle a una Virgen presuntos piropos para satisfacción propia. Volvieron en el traslado de la Esperanza de Triana de Santa Ana a su capilla y ya se preparan para montar numeritos en barrios. Lo mejor que podemos hacer ante eso es algo tan simple como mandarlos a callar. Cubatas Cada vez son más frecuentes los pisos que, previo pago o gratis, organizan fiestones ante el paso de una o varias cofradías. Y ahí están quienes salen al balcón a ver un paso con el vaso largo en la mano o dándole al botellín. No creo que sea falta de respeto, es falta de decoro o de no saber qué es esto de la Semana Santa y sus códigos. Timos La Semana Santa es el ámbito ideal para que el liberalismo y la ley de la oferta y la demanda campen a sus anchas. A más demanda, mayor precio. Hasta cierto punto se puede entender. Pero hay establecimientos que a medida que avanzan los días te ponen un precio distinto. Se han llegado a pedir cuatro euros por un café, o dos por una botellita de agua. Hay que estar vigilantes para que no nos la den con queso. Canimarchas La canimarcha es la que se compone no pensando en una imagen sino en el baile de los costaleros. Los compositores se convierten en una especie de coreógrafos de ballet, que tararean una melodía y después otro la lleva al papel pautado. Proliferan mucho en estos tiempos en los que ha nacido una nueva religión, los Marchianos. Si se tocan esas mamarrachadas es porque las hermandades lo aceptan Porque aún muchas no se han creído aquello de que quien paga, manda. Parece que aquí el que manda es al que se le paga. Acampadas Es otro de los rasgos de la Semana Santa contemporánea, trasladar a las calles el espíritu de la botellona. Como si se tratara de uno de los efstvales estos que hay en verano, la gente llega mucho tiempo antes de que vaya a pasar la cofradía y toma el espacio de la calle sentándose o extendiendo mantas. Lo próximo será llevarse una tienda de campana con un campin gas para calentar el consomé. Estas prácticas, que tanto desdibujan la celebración, hay que evitarlas por la via cohercitiva. Ellos, los del camping, justifican su actitud en lo que tarda una cofradía en pasar. Para evitar eso hay una solución mejor que la acampada: no ir. J. M. Serrano Memorial de nostalgias La Amargura hoy, Domingo de Ramos, es también una metáfora del sentimiento de muchos sevillanos. Los que tienen un carácter epicúreo están felices porque comienza la semana más hermosa del todo el año en la que la ciudad entera -cada uno a su manera- participa de la dicha. Pero para otro sector hoy empieza la nostalgia, porque está más cerca el final. Para ellos este será por tanto un domingo acíbar, amargo, de descuento, de ver como minuto que pase, minuto que se va restando a la dicha. Entre un sector y otro hay sevillanos conversos, que un día entendieron que la felicidad hay que aprovecharla hasta el último momento. Y el gozo comienza hoy. Al ver a esta Amargura en San Juan de la Palma que nunca nos va a mirar a los ojos, al sentirla por la calle a los sones de su marcha, el espíritu de la mejor Semana Santa se nos incrusta en el pecho. Ningún paso como este atesora los valores mejores de la celebración pasional. Bendita sea la nostalgia que comienza hoy si empieza con esta Amargura.