Granada vive por fin las procesiones en el Jueves Santo más deseado

Después de cuatro días de cancelaciones obligadas por el agua, el Jueves Santo, en el que se avisaba de que por fin habría una tregua, se esperaba con verdadero anhelo en Granada. No sería exagerado decir que el de hoy ha sido el Jueves Santo más deseado de los últimos años. El cielo estaba cubierto y eso hizo temblar a muchos, no estaba claro que las cofradías dieran el paso y pusieran a sus imágenes en la calle para hacer estación de penitencia con el riesgo que eso conllevaba. Pero llegado el momento de la verdad, en vista de que el armisticio meteorológico se confirmaba, la cofradía de La Concha dijo de jugársela y poco antes de las cinco de la tarde puso en marcha su cortejo desde el Monasterio de la Concepción, en el Albaicín. Siguieron su ejemplo Salesianos (meritorio lo suyo, con un recorrido tan largo, partiendo desde el Zaidín), Aurora y Estrella , ambas en el Albaicín, el barrio del día, de manera que a las seis y media de la tarde ya estaban las cuatro hermandades en la calle. Y también la cofradía del Silencio desde la iglesia de San Pedro y San Pablo ¿Quién dijo miedo? Sus responsables no, desde luego, y la multitud que se congregaba en su recorrido tampoco. Penitentes de La Concha, durante su recorrido antonio l. juárez A partir de ahí, podría decirse que fue como si se hubiera descorchado una botella de champán. El fervor salió a presión , después de tantos días de obligada abstinencia, y el centro, abarrotado de gente, le dedicó a las cofradías la atención -siempre- y los aplausos y el recogimiento -cada cosa cuando tocó- que la ocasión demandaba. El cielo siguió negro, como avisando de que podía descargar en cualquier momento. El viento tampoco contribuía a tranquilizar los ánimos, pero, como ya se ha dicho, el miedo ya se había perdido. Así que los pasos fueron llegando a lugares emblemáticos de la Semana Santa Granadina: a la Plaza de Santa Ana, a la calle San Matías, a Ganivet , donde empieza la Carrera Oficial... Volvía a respirarse el aroma que tanto se echó de menos en los días precedentes. El tiempo (nunca mejor dicho) dirá si lo de este Jueves Santo ha sido una raya en el agua, porque las previsiones para lo que queda de semana son adversas -o beneficiosas, si se miran otras muchas cosas- pero en cualquier caso, en Granada se ha vuelto a respirar el aire que tantos echaban en falta. Y eso, como que los pantanos se llenen, también es una buena noticia.