La posible dimisión de Sánchez inquieta a la UE, inmersa en las negociaciones para renovar su cúpula
El anuncio de Pedro Sánchez, no solo ha causado un terremoto político en España, sino que también ha desconcertado a las instituciones europeas, cuyos portavoces han declinado realizar declaraciones sobre asuntos nacionales. Tal y como recuerda el digital Político, Sánchez es mucho más querido por el resto de sus colegas europeos que por los ciudadanos españoles, y de ahí la preocupación por lo que pueda pasar en los próximos días, teniendo en cuenta que a Bruselas le gusta y valora la estabilidad y es enemiga de golpes de efecto.
El presidente español ha sabido tejer buenas relaciones personales y profesionales con la mayoría de líderes europeos, incluso con aquellos pertenecientes al PPE. Su sintonía con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha sido evidente durante esta legislatura que agoniza, a pesar de que la alemana pertenezca a la familia conservadora.
Von der Leyen ha apoyado a Sánchez en asuntos como la gestión de los fondos europeos o la situación de Doñana, lo que ha enfadado a los eurodiputados españoles del PP e incluso a su jefe de filas, el alemán Manfred Weber. En cuanto a la ley de amnistía, el Ejecutivo comunitario se ha limitado a anunciar que esperará a que se haya tramitado y evita hacer sangre.
Von der Leyen ha visto en Sánchez un aliado fiel en temas como la transición ecológica y un apoyo determinante para congraciarse con socialistas y verdes, con quienes se ha visto obligada a entenderse esta legislatura. Una estrategia que incluso le ha restado algunos apoyos en su propio partido.
Y Sánchez la ha correspondido con un solido respaldo de cara a su reelección, a pesar de la postura de la política alemana en lo referente al conflicto en Oriente Medio, que choca con la del Gobierno español. Un apoyo del presidente que resulta curioso, ya que otros líderes, como el presidente francés, Emmanuel Macron, han comenzado a poner palos en las ruedas a la continuidad de Von der Leyen al frente del Ejecutivo comunitario y parece estar deshojando la margarita.
La burbuja comunitaria es un hervidero de rumores sobre posibles candidatos alternativos que se impongan en el último momento y que incluyen desde al actual comisario de Mercado Interior, el francés Thierry Breton, o al expresidente del Banco Central Europeo, el italiano Mario Draghi.
La posible salida de Sánchez, antes de las elecciones del 9 de junio y la renovación de los altos cargos europeos que comienza inmediatamente después, abre nuevos interrogantes. La política alemana puede perder uno de sus más firmes defensores. A su vez, el español puede hacerse con el cargo del presidente del Consejo en sustitución del belga Charles Michel. Hasta ahora, el favorito era el ex primer ministro portugués, Antonio Costa. Aunque dimitió por un presunto caso de corrupción, su vinculación con la trama ha ido desinflándose con el tiempo tras descubrirse que la Fiscalía cometió errores. Sánchez puede presentarse también como víctima de errores judiciales de cara a lograr un puesto en la cúpula comunitaria, ya que se da por supuesto que el cargo de presidente del Consejo irá a parar a un socialista.
En todo caso, esta crisis añade incertidumbre e imprevisibilidad al cambio de guardia en las instituciones comunitarias. No se sabe cómo puede afectar al resultado de las elecciones europeas, donde la delegación socialista española es la más numerosa dentro del grupo. El 17 de junio habrá un cumbre informal para analizar la situación y empezar a negociar los futuros cargos y se espera que la fumata blanca pueda llegar en el próximo encuentro de los jefes de Estado y de Gobierno los días 27 y 28 de junio.