Los padres de niños que tienen dificultades de aprendizaje -ya sea TDA, TDAH, dislexia...- saben muy bien a la batalla que se enfrentan cada día para intentar lograr que sus hijos se sienten cada tarde un rato en su mesa de estudio para conseguir, aunque sea, un aprobado raspado. Muchos van pasando de curso, lo que se celebra como un verdadero triunfo, pero al llegar a la ESO, inmersos además en la plena adolescencia, la batalla se complica. Según Carlos González, director del Colegio Nuevo Velázquez , «el problema es que cuando no consiguen buenos resultados, es habitual que los docentes les sugieran al alumno, ya desde tercero de la ESO, que abandonen la idea de hacer Bachillerato y realicen una FP de grado medio. Sin embargo, a estos jóvenes lo que les viene bien es, precisamente, hacer Bachillerato, alargar su etapa escolar porque en esos dos años van a adquirir mayor madurez, se les va a despertar su motivación y vocación. Los centros, por lo general, prefieren que estos alumnos no estén en sus aulas por culpa de la búsqueda de la excelencia y de que no bajen la media de los resultados de cara a la Ebau. Son tres las grandes mentiras del sistema educativo y que están haciendo tanto daño: la llamada búsqueda de la excelencia, el bilingüismo y el uso de la tecnología extrema». Asegura que el nivel de competitividad es tan alto en los institutos que se les enseña la puerta de salida «pero aunque estos chavales no van sobrados, el Bachillerato también tiene sentido para ellos, por eso en nuestro caso lo impartimos de manera más amable, teniendo en cuenta sus necesidades para que no les resulte una tortura y no acaben en FP de grado medio solo como opción de descarte a Bachillerato , eligiendo una rama que ni saben si les gusta». Noticias Relacionadas estandar No Catalina Hoffmann: «He entrenado el cerebro de cientos de niños que han pasado de sacar ceros a sobresalientes» Laura Peraita estandar No «Es una contradicción exigir en la empresa ser creativo si en Primaria este aprendizaje se corta en seco» Laura Peraita Añade que ya desde primero de la ESO y hasta segundo de Bachillerato prestan especial atención a estos estudiantes con dificultades por lo que apuestan por grupos reducidos en clase -unos 15 alumnos por aula- y programas en los que se trabaja la autoestima y motivación para alentarles en los estudios. «Nos enfocamos en su autoestima y motivación, en premiar el esfuerzo, en mejorar sus técnicas de estudio, en el trabajo del aula (porque es lo único que tienden a aprovechar), en la estrecha comunicación con la familia... De esta forma conseguimos que muchos estudiantes superen Bachillerato y opten por la Universidad o por FP de grado superior sabiendo que están eligiendo con conocimiento de causa». En este mismo intento de apoyar a los alumnos con mayores dificultades, el Colegio Santa María de la Hispanidad (Madrid) ha dado un paso al frente y ha decidido implantar para el próximo curso un Bachillerato de 3 años , acogiéndose a la normativa publicada en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid del 21 de junio de 2023. Este centro se caracteriza por tener excelentes resultados en los alumnos de de ESO en Ciencias, pero no tanto en Ciencias Sociales. «En perfil del alumno es diferente y acude a la opción de Ciencias Sociales por ser menos compleja -explica Pablo Carbajo , director gerente del Colegio Santa María de la Hispanidad-. Aunque hay alumnos brillantes, lo cierto es que una gran mayoría presenta dificultades para concentrarse, para estructurar el temario, asimilarlo... Por ello hemos hecho ya ciertas modificaciones como estructurar el contenido, utilizar códigos de colores que faciliten el estudio, powerpoint animados, hemos trabajado la parte emocional, e insistido para que no piensen que son listos o tontos según la nota, sino que identifiquen el error como una parte del aprendizaje en una carrera de fondo aprovechable... y hemos visto que los resultados han mejorado mucho. Ahora, ante la posibilidad de hacer un Bachillerato de tres años, no lo hemos dudado con tal de apoyar a estos estudiantes a que no abandonen sus estudios por tener TDAH o algún otro trastorno. Eso sí, para acceder a esta modalidad deberán tener el certificado de un facultativo colegiado, tal y como marca la normativa». Explica que este nuevo Bachillerato tendrá menos carga lectiva cada año y contará con técnicas para que los estudiantes sepan identificar mejor tanto sus debilidades como fortalezas para desenvolverse en un escenario mejor. «Además, el equipo docente que lo imparte sabe a quién se dirige porque está especialmente sensibilizado con este tipo de alumnos con necesidades especiales para no estigmatizarlos y sabe marcar el ritmo adecuado para optimizar el rendimiento. Tienen un enfoque de mínimos, es decir no se trata de que el alumno saque un 10 en la asignatura, pero la aspiración es que supere la Ebau». De momento, este colegio ha hecho un comunicado interno de su intención de poner en marcha en el próximo curso este Bachillerato de tres años y ya hay familias interesadas «y esperanzadas porque ven a sus hijos sufrir mucho en el contexto ordinario cuando no consiguen buenos resultados académicos. Eso sí, algunas nos han manifestado cierto temor a que se sientan diferentes por estar en esta opción. Pero, la realidad -puntualiza Carbajo- es que son diferentes, pero con esta gran oportunidad para llegar a la misma meta. Es una gran motivación que chavales de 16 y 17 años vean un horizonte a su esfuerzo. Nosotros le hemos llamado el 'Bachillerato que transforma', porque en realidad les convierte en personas con objetivos más claros y les hace ver que no son inservibles en la sociedad, sino que a un ritmo diferente llegan donde ellos quieren». Ángel Terrón, director de Educ-at y orientador educativo, confiesa a ABC que «se nos llena la boca al hablar de atención a la diversidad, pluralidad e integración de alumnos con dificultades de aprendizaje, pero, por desgracia, el mundo educativo sigue planteando una limitación muy relevante a través del cual, el binomio superación de Bachillerato/Ebau por un lado y alumnos con dificultades de aprendizaje, por otro, no suelen congeniar». Para explicar por qué ocurre esta situación, Terrón pone el foco en cuatro motivos : 1) Los grupos de alumnos que forman las clases convencionales de Bachillerato son muy heterogéneos en cuanto al perfil. Por un lado, los hay muy solventes, con altas aspiraciones, sin ninguna dificultad para adaptarse perfectamente a la metodología basada en lección magistral, registro de apuntes y alta carga lectiva en dos cursos escolares. «Sin embargo, en la misma clase, también hay estudiantes con dificultades de aprendizaje (especialmente atencional) que desgraciadamente no son capaces de obtener un aprovechamiento real y efectivo de estas clases, con un enfoque metodológico prácticamente opuesto al sus necesidades reales y con un aprovechamiento casi nulo de las mismas». 2) Se invierte mucho tiempo en mandar tareas y contenidos académico s, pero poco o ninguno en enseñar una metodología de estudio eficaz. «Esto provoca que a aquellos alumnos a los que no les sirve un estudio tradicional mediante lectura tengan muchas dificultades en el procesamiento de la información y, en consecuencia, obtengan unos resultados muy mediocres para el esfuerzo que realizan». 3) Al hecho de no enseñar una metodología de estudio eficaz, se le une, «un proceso de evaluación focalizado en asignar una nota, una calificación (que en muchos casos tiende a etiquetar al alumno, negándole la oportunidad de evolución o mejora), sin poner en valor la oportunidad de aprendizaje que nos ofrece la correcta identificación del error cometido por el alumno, la reflexión individual y enseñanza que supone sacarle el máximo jugo al error como base de un aprendizaje real, diferencial y de largo recorrido. La minusvaloración, o incluso desprecio, del 'poder del error' es un clásico en el enfoque latino». 4) Se atiende de manera marginal al contexto motivacional y emocional del alumno, centrándose únicamente en temas académicos y recompensando solo al alumno brillante y que no tiene dificultad, «olvidando que los alumnos con dificultades necesitan, en el campo emocional, un hombro en el que volcar sus sentimientos y un brazo rodeando su espalda que les aporte seguridad y energía para mantener el esfuerzo que significa hacerse mayor y superar estas importantes etapas». Ante esta situación, el director de Educ-at asegura que se producen unas consecuencias muy claras: - Altas tasas de abandono escolar por miedo a hacer Bachillerato (y el problema es que se ven obligados a pasar a un grado medio de FP en muchas ocasiones sin una orientación hacia formación profesional). - Niveles de autoestima muy bajos y de ansiedad muy altos. «Sorprendería conocer la cantidad de colegios que están teniendo que activar protocolos anti-suicidio», matiza. - Motivación escolar prácticamente nula . «Y es que, el ser humano, cuando siente que algo no lo puede lograr entra en proceso de indefensión aprendida». Por todo este cúmulo de circunstancias, Terrón propone ponerse manos a la obra para ayudar a los estudiantes con las siguientes propuestas, entre otras: - Agrupar a los alumnos en clases homogéneas , tanto desde el punto de vista de capacidades/dificultades, aspiraciones futuras y enfoque metodológico de aprendizaje. «De esta forma, podríamos aplicar 'el poder de la tribu', donde todos tienen un alto sentimiento de pertenencia porque tienen características y objetivos muy similares. - Poner el foco metodológico inicial en 'cómo' aprender y no tanto en 'el qué' aprender, dando muchísimo valor al esfuerzo realizado, sacándole todo el jugo al error cometido y generando un clima de avance/superación conjunto, desterrando por completo los estigmas o etiquetas que habitualmente generan las notas evaluación tras evaluación. - Contar con profesores sensibles y formados en dificultades de aprendizaje para una etapa educativa tan compleja como es el Bachillerato y que, por tanto, saben focalizarse en contenidos Ebau de mínimos para cada asignatura, superando el falso orgullo de la competitividad entre centros educativos aspirando a obtener la máxima nota, y sabiendo que el verdadero éxito educativo está en ayudar a 'sacar del pozo' académico y social a jóvenes que hasta la fecha no habían encontrado su camino. - Ser conscientes de que el lado motivacional y emocional resulta fundamental en la vida de cualquier persona, «pero, especialmente, en la de un adolescente que se enfrenta al primer gran reto de su vida, superar Bachillerato y las pruebas de acceso a la Universidad con un bagaje e historia previa que le hacen dudar de sus propias capacidades». MÁS INFORMACIÓN noticia No La merma de la concentración en el aula se hace patente por el abuso de las TIC noticia No Que una mala nota no suspenda las ganas de aprender en clase noticia Si Así puede seducir a tu hijo el libro digital y engancharle a la lectura Aún así, Ángel Terrón se muestra optimista, puesto que «ya hay algunos colegios que llevan tiempo luchando por cambiar el sistema y otros que, apoyados por la nueva medida implantada por la Comunidad de Madrid, se están animando a invertir mucho esfuerzo y recursos económicos al respecto para tratar de mejorar el sistema y no enseñar la 'puerta de salida' después de cuarto de la ESO», concluye.