Tensión entre socios: «bulos» y el carguero de la discordia
El Gobierno se acerca a sus primeros seis meses de vida tras reeditar la coalición sin poder celebrar un periodo de calma en las relaciones entre sus socios ni en el Ejecutivo ni en el Congreso de los Diputados.
La última polémica que ha perturbado la convivencia entre PSOE y Sumar en Moncloa se debe a la generada por la llegada del barco «Borkum» al puerto de Cartagena, tras la alerta de una ONG sobre su contenido –armas– y su destino –Israel–. Durante estos días, Sumar ha hecho suya la denuncia de las asociaciones para diferenciarse del PSOE –en plena confrontación electoral– y ha elevado la voz contra el Ejecutivo, al que ha acusado de permitir que España acoja el tránsito de armas con destino a Israel. Ayer mismo, las tensiones se recrudecieron más después de que el carguero que iba a atracar en Cartagena decidiera continuar su ruta hasta la República Checa tras el malestar del armero por las críticas de la izquierda. Decisión que Sumar se atribuyó como victoria propia, mientras que en el Ejecutivo le acusaron de hacerse «eco» de un «bulo» Y es que, el bulo que si iba a atracar en España y que el Gobierno lo impidió, era otro; el «Marianne Danica», que sí contenía armas y que sí tenía por destino Israel.
Durante esta semana, la parte socialista del Gobierno ha tratado de acallar tanto en público como en privado las declaraciones de los dirigentes de Sumar que aumentaban la presión sobre el carguero y que incluso decidieron acudir a la Fiscalía General del Estado y a la Audiencia Nacional para tratar de bloquear la llegada del barco y promover una investigación sobre el contenido de la embarcación. Desde la parte socialista del Ejecutivo se mostraron incluso disgustados con la acción de sus socios tanto en el Gobierno como en el Congreso, en referencia a Sumar y a Podemos. «Yo creo que se han equivocado de barco o no sé de qué se han equivocado, pero montar una polémica sobre unas bases absolutamente irreales en un tema tan serio como el del conflicto palestino-israelí, israelí-palestino, en el que hay tantas vidas inocentes en juego, y jugar con esos sentimientos, me parece de una profunda irresponsabilidad», se sinceró el ministro de Transportes, Oscar Puente esta semana. Ayer mismo, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, salía en tromba contra los partidos a su izquierda. «Se equivocaron de barco, el barco que pensaba hacer escala en Cartagena no llevaba armamento a Israel, y lo dijimos por activa y por pasiva, pero aun así... Serán ellos los que tengan que explicar por qué celebran esa victoria», dijo.
Desde Sumar, lejos de rectificar sus palabras, siguen manteniendo su tesis, es decir, que el buque «Borkum» tenía por objeto llegar a Israel. «Teníamos razón. Esperamos las disculpas», aseguró el portavoz Íñigo Errejón, quien cuestionó «por qué decide de madrugada finalmente no atracar en el puerto de Cartagena y seguir su ruta» un barco que «no tiene que ocultar».
Por su parte, Podemos, ha exigido poner en marcha una investigación para esclarecer lo ocurrido y ha elevado la voz contra el Ejecutivo. Muy crítica, la líder morada, Ione Belarra, calificó ayer a España como país de «tránsito habitual para que Israel se arme hasta los dientes». Además, acusó al Ejecutivo de ser «absolutamente patético» al defender que no tenía destino a Israel. Los morados recuperaron su tono duro contra el PSOE, en vísperas de la contienda electoral, y acusaron a los socialistas de ser «un partido de la guerra más» al «apostar por la vía militar» en Ucrania. Estas mismas declaraciones ya fueron pronunciadas por Belarra cuando era ministra al irrumpir la guerra Rusia y soliviantaron al presidente Pedro Sánchez.