Culpable de un asesinato con alevosía . Por unanimidad. Es el veredicto del jurado contra Cristina , la mujer que, el 31 de mayo de 2021, mató a su hija Yaiza , de 4 años, en Sant Joan Despí (Barcelona) para luego intentar suicidarse. Aunque no lo consiguió. Lo hizo, según ha considerado probado el tribunal del jurado, para vengarse de su expareja y padre de la pequeña, Sergio. Descartan así, como apuntó su defensa, que cometiese el crimen afectada por un trastorno mental o por miedo insuperable. Sí se han mostrado favorables, también por unanimidad, a que se le aplique una atenuante, la de confesión analógica porque, tras ser detenida, admitió los hechos e incluso facilitó las claves de su teléfono a los investigadores. El fiscal, Félix Martín, ha mostrado su disconformidad, ya que este aspecto podría suponer una eventual rebaja de la pena. Tanto el Ministerio público como la acusación particular solicitan para Cristina prisión permanente revisable . Sus abogadas pedían su absolución, al esgrimir que la madre no estaba en sus cabales cuando mató a la niña. El jurado ha descartado este viernes dicha posibilidad, basándose, no sólo en el dictamen de los forenses, que apuntaron que la mujer sabía lo que hacía , pese a que ahora sufre una depresión severa; sino también en que Cristina planificó el asesinato durante meses . Así lo corroboran las búsquedas que realizó desde su teléfono móvil. Primero comenzó con amarres de amor, porque quería volver con su expareja, que había comenzado una nueva relación con otra mujer. Luego pasó a informarse acerca de sobredosis con fármacos –ella trabajaba en la botica de una clínica de Barcelona– y suicidios. Tras ello, sobre asesinatos de menores a manos de sus progenitores o parejas de éstos, como el caso de Gabriel Cruz, o los de José Bretón o Tomás Gimeno. Así, la víspera del crimen, llevó a su hija a pasear en bicicleta y luego a cenar a un local de comida rápida. Volvieron a casa y, ya en la habitación, suministró dos sedantes a la pequeña Yaiza . «Al ver que no hicieron efecto», apuntó esta tarde el portavoz del jurado, «decidió asfixiarla». La pequeña se despertó, e incluso hizo un leve intento por defenderse. Ambas estaban solas. La abuela materna había abandonado la casa donde las tres convivían sobre las siete de la mañana de aquel 31 de mayo. Por eso el jurado también ha considerado probado el agravante de alevosía . Tras matar a su hija, Cristina realizó varias llamadas. Primero al colegio de la pequeña, para avisar de que no iría a clase. Luego a su propio trabajo, para explicar que ella tampoco acudiría a su puesto. Después salió a la calle para pasear al perro y, cuando volvió a casa, ingirió unas 90 pastillas, según su propio relato, para tratar de quitarse la vida. Noticia Relacionada estandar No El historial del teléfono acorrala a la asesina de su hija en Sant Joan Despí: «Asesinatos de niños con orfidal, sofocación con bolsa de plástico, que es como murió Yaiza» Elena Burés Cristina buscó durante meses artículos sobre el padre de Tenerife que mató a sus hijas, del caso Asunta y sobre el suicidio por sobredosis, lo que avalaría la premeditación en el crimen de la pequeña Yaiza Fue el padre de la pequeña, con quien tenía la custodia compartida en semanas alternas, quien, ya por la tarde, alertado, llamó a la abuela materna, porque Yaiza no había acudido a la escuela. La madre de Cristina, al volver a la vivienda, encontró los cuerpos de su hija y de su nieta en la habitación. Pensó que ambas estaban muertas pero, finalmente, el Servicio de Emergencias Médicas (SEM) consiguió reanimar a la filicida que, en el mismo cuarto, había dejado varias cartas de despedida y envases vacíos de medicamentos. En base a esas misivas, el jurado también ha considerado probado que la intención de la mujer al matar a la pequeña fue la de vengarse del padre. En la que dejó dirigida a Sergio, ya en el exterior del sobre, escribió: «El culpable de todo esto. Gracias». En su interior: «Aquí tienes lo que te mereces, porque has conseguido que me quite la vida, pero vas a llorar la muerte de mi hija, de tu hija Yaiza » o «gracias por conseguir que mate a mi hija». Durante su declaración, la asesina confesa aseguró que perpetró el crimen porque tenía terror a perder a la niña ; a que dejase de quererla, y acusó a su expareja de ser excesivamente controlador, y de pretender apartar a la criatura de la familia materna. También apuntó que se arrepentía y pidió perdón pero, finalmente, el tribunal del jurado ha descartado que la acusada actuase movida por un miedo insuperable, o por tener sus facultades mentales alteradas. Se alinean así con la tesis que defendieron tanto el fiscal como la abogada de la acusación particular, Mireia Gómez quien, durente la primera sesión del juicio ya apuntó: «La maldad existe y no tiene género. Es tentador buscar una explicación psiquiátrica o psicológica. Nos duele aceptar que a veces actuamos sin piedad contra otras personas, pero la realidad es cruel. Hay quien antepone la venganza al amor a sus propios hijos ».