El reconocimiento del Estado palestino: una decisión justa y necesaria
Reconocer el Estado de Palestina es empezar a saldar una deuda que la comunidad internacional tiene desde hace 76 años con un pueblo cuya identidad ha sido frecuentemente despreciada; sus tierras, ocupadas, y sus instituciones, negadas. Es, además, empezar a construir un camino hacia la paz y la seguridad que también necesitan los israelíes. Porque solo reconociendo la parte aún no reconocida, el Estado de Palestina, empieza a hacerse realidad la única solución posible a este conflicto que causa tanto sufrimiento: la solución de los dos Estados.
Reconocer la legitimidad de una de las partes que sufren este conflicto no solo no va en perjuicio de la otra: al contrario, la asegura y le da garantías, porque abre una vía hacia la paz y la seguridad que necesita el Estado y el pueblo amigo de Israel, tanto como el pueblo amigo de Palestina.
Hoy España da un paso histórico que representa el sentir mayoritario de la sociedad española, ya reflejado en una votación casi unánime en el Parlamento español en 2014. Una sociedad que se identifica con el diálogo y el multilateralismo como formas para afrontar los conflictos. Una sociedad, la española, que defiende la paz en Ucrania al igual que defiende la paz en Palestina. Es un paso valiente, porque, aunque otros 143 países nos han precedido en el reconocimiento del Estado palestino, hemos adoptado una posición de liderazgo en Europa y en el mundo ante una situación intolerable. Una situación que comenzó el 7 de octubre con los horrendos atentados de Hamas, que acabó con la vida de 1.200 israelís y que condenamos desde el primer momento.
Meses después, el balance no puede ser más desolador. Con más de 35.000 palestinos muertos –muchos de ellos mujeres y niños– y cientos de miles de personas desplazadas y privadas de alimento, de agua, de medicinas, de alojamiento, no podemos quedarnos cruzados de brazos.
Cuando acabe la guerra en Gaza los españoles podrán decir con orgullo que su Gobierno y su país estuvieron defendiendo la legalidad internacional y la dignidad humana. En Ucrania y en Palestina. Sin dobles estándares. Sin excusas"
La paz no puede esperar y solo será posible si preservamos un orden internacional basado en reglas; un orden donde no se deshumanice ni convierta en cotidiano el sufrimiento, los desplazamientos y la muerte indiscriminada de personas. Cuando acabe la guerra en Gaza los españoles podrán decir con orgullo que su Gobierno y su país estuvieron defendiendo la legalidad internacional y la dignidad humana. En Ucrania y en Palestina. Sin dobles estándares. Sin excusas. Al frente de los mismos principios que nos guían ante cualquier injusticia, promoviendo soluciones que, además de justas, son útiles y necesarias.
Ese Estado palestino debe ser viable, poniendo Gaza y Cisjordania bajo la Autoridad Nacional Palestina, unidas por un corredor, con una salida al mar y con capital en Jerusalén Este"
Hoy reconocemos al Estado palestino porque es de justicia, pero también porque es la única opción viable para la paz. Y ese Estado palestino debe ser viable, poniendo Gaza y Cisjordania bajo la Autoridad Nacional Palestina, unidas por un corredor, con una salida al mar y con capital en Jerusalén Este.
Reconocemos al Estado Palestino porque el pueblo Palestino no puede estar condenado a ser un pueblo de refugiados, porque es el camino para la paz en oriente Medio y porque es la vía para que Israel alcance la seguridad que legítimamente demanda.
El pueblo palestino tiene derecho a un futuro de esperanza del mismo modo que el pueblo de Israel tiene derecho a un futuro en paz y seguridad y, tras tantas décadas de dolor y enfrentamiento, sabemos que no puede haber lo uno sin lo otro: la seguridad de Israel, la paz en la región, están estrechamente entrelazadas con la esperanza del pueblo palestino de tener un Estado. Paz, esperanza y seguridad, ambos pueblos tienen derecho a ello, exactamente el mismo derecho.
En ese camino hacia la paz definitiva, España ha propuesto la celebración de una conferencia internacional de paz tan pronto como sea posible tras el cese de la violencia, y con el objetivo de avanzar hacia la materialización de la solución de dos Estados. La Unión Europea ya ha expresado su apoyo a nuestra propuesta, también lo han hecho la Liga de Estados Árabes y la Organización para la Cooperación Islámica. En total, más de ochenta países ya se han sumado a la propuesta española. El objetivo no es otro que ayudar con el multilateralismo a abrir una nueva página en la historia de Oriente Medio: la de la paz definitiva.
El mejor camino para proteger y garantizar la aplicación de esa solución de dos Estados pasa, asimismo, por admitir al Estado Palestino como miembro de pleno derecho de la Organización de las Naciones Unidas. Tuve el honor de defender su ingreso ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Posteriormente, España copatrocinó la votación en la Asamblea General, donde votaron a favor 143 países que representan más de dos tercios de los miembros.
Reconocemos al Estado Palestino porque no se puede esperar más. En mayo de 1948, tres años después de la conferencia de San Francisco que creó las Naciones Unidas, esa organización lanzaba su primera operación de mantenimiento de la paz. La primera de la historia. Hace 76 años y aquella primera misión de mantenimiento de la paz ya fue en Palestina. No hay ningún problema más antiguo al que se haya enfrentado Naciones Unidas ¿Cuánto más debemos esperar para solventarlo?
El pueblo palestino debe tener un Estado propio, y también el lugar y la existencia de Israel debe ser reconocido por todos aquellos que aún no lo han hecho. Es de justicia para Palestina, es la mejor garantía de seguridad para Israel, y es la primera y fundamental condición para un futuro de paz en la región.
La paz, la justicia, la esperanza y el futuro son valores que vale la pena defender y apoyar. Este es el sentido y también el sentir de nuestra decisión de hoy como Gobierno y como país. Así lo hace y lo hará España por la paz, por la justicia y por pura humanidad.