La vida en aquel lugar es bastante cómoda. A pesar del calor que azota a Escuintla —una región bañada por el océano pacífico guatemalteco, a unos 70 kilómetros de la Ciudad de Guatemala—, las personas que viven allí soportan las temperaturas de 30 grados centígrados bebiendo cerveza fría, con servicio de aire acondicionado y equipos de sonido, vestidos con pocas prendas y recostados en cómodas hamacas. Para alimentarse, crían gallinas, y para entretenerse, alimentan a sus mascotas: mapaches, halcones, zorros… y cocodrilos. Esta podría tratarse de una hacienda extravagante en el sur del país centroamericano, pero no lo es. Aunque parezca mentira, se trata de una prisión de máxima seguridad en la que sus integrantes, pandilleros de alta peligrosidad, viven...
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