Un nuevo problema se ha sumado desde hace unos años a los otros muchos que tienen las empresas en España: retener el talento. La fidelidad a las empresas se ha desvanecido al mismo ritmo con el que las nuevas generaciones cambian de empleo como de camisa. En unos casos, la causa es la necesidad de crecer profesionalmente o acelerar el aprendizaje; en otros, el escaso atractivo de las ocupaciones, bien por sus salarios, por sus interminables jornadas o por la escasa flexibilidad. Por unos motivos o por otros, el desajuste entre la oferta y la demanda afecta al grueso de las actividades en el mercado de trabajo, que sigue creando empleo a velocidad de crucero, pero no sabe responder a...
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