Un ex empleado de McDonald's comparte su secreto para garantizar que tu pedido sea de la máxima calidad posible
La comida rápida puede suponer un desafío para los paladares más exquisitos. La propia naturaleza de este tipo de restaurantes, en la que todo está cronometrado al milímetro para maximizar la eficiencia, es un gran atractivo para aquellos que buscan comer un producto sabroso, a un precio relativamente asequible y sin largas esperas. Sin embargo, esta misma característica puede hacer que muchas personas se sientan incómodas. Porque es cierto que, si la comida se prepara con la misma lógica que una cadena de montaje, puedes conseguir un producto barato y preparado y servido de forma rápida eficiente. Pero también se elimina el “alma” de la cocina. El producto final puede parecer artificial.
Para maximizar la eficiencia, los trabajadores de los restaurantes de comida rápida a menudo preparan ciertos aspectos de los pedidos con anticipación. Por ejemplo, las hamburguesas podrían ser cocinadas por lotes y mantenidas calientes, las patatas fritas podrían ser parcialmente fritas y luego terminadas cuando se pide un pedido, y los ingredientes para los sándwiches se preparan y se almacenan para un montaje rápido. Cuando un cliente realiza un pedido, estos elementos pre-preparados se combinan y terminan según sea necesario, permitiendo que el pedido se complete en un tiempo mínimo.
Esta eficiencia es un aspecto clave del modelo de negocio de
la comida rápida, pero puede llevar a que la comida sea percibida como menos
fresca o de menor calidad en comparación con la comida preparada a pedido en
otros tipos de restaurantes. También puede suceder que nos sirvan un producto
que lleva demasiado tiempo preparado. Y eso se nota en la textura y en sabor.
Afortunadamente, existe una solución para este dilema. Un ex
empleado de McDonald's, la cadena de comida rápida más grande del mundo, ha
revelado un truco ingenioso. Este truco garantiza que tu pedido esté siempre
recién preparado, utilizando los ingredientes más frescos posibles.
Preparado solo para ti
Como explicábamos antes, para las grandes cadenas de comida rápida, la eficiencia lo es todo. Por lo tanto, muchos ingredientes y elementos del menú se preparan con antelación. Grandes lotes de patatas fritas y hamburguesas cocinadas de una forma estandarizada. Sin embargo, si solicitas un pequeño cambio en tu pedido, como pedirles que no tenga sal, se verán obligados a prepararlo en el momento. Puede llevar un poco más de tiempo de espera, claro. Pero esto asegurará que tu comida esté recién hecha. Una vez recibas tu pedido, siempre podrás añadirle un poquito de sal tú mismo.
Las cadenas de restaurantes de comida rápida tienen fama de
usar exceso de sal en sus alimentos. La razón detrás de esto es doble: por un
lado, la sal realza el sabor de los alimentos y hace que parezcan más
apetitosos; por otro lado, la sal provoca sed. Cuando los clientes tienen sed,
es más probable que compren bebidas, que suelen tener un margen de beneficio
alto para los restaurantes. Por lo tanto, al aumentar la ingesta de sal, los
restaurantes pueden aumentar potencialmente sus ventas y ganancias. O sea, que
tampoco te tienes porqué sentir mal por hacer tu pedido sin sal.