Sofía de Edimburgo, la mejor aliada de la Familia Real británica

Criada en Kent por un padre ejecutivo de una compañía de neumáticos y una madre secretaria, Sofía Rhys-Jones (59 años) ha conseguido no estar muy expuesta a pesar de ser uno de los miembros de la Casa Real británica con agenda. Aún así hace un año fue elegida en una encuesta realizada en Reino Unido como el miembro más popular y agradable, gracias a su sencillez y su sentido del humor. Casada con el Príncipe Eduardo , Duque de Edimburgo, desde 1999, tiene dos hijos: Luisa y Jacobo , conde de Wessex. Este miércoles 19 de junio, la pareja festejó sus bodas de plata. Una ceremonia que se celebró en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, la que fuera una de las residencias oficiales de la fallecida Reina Isabel II . Una cita real para una ceremonia sencilla que supuso el punto final a un noviazgo de casi seis años y un acontecimiento que, sin embargo, no despertó la misma expectación que las bodas de sus hermanos, el entonces Príncipe heredero Carlos con Diana Spencer y la del Príncipe Andrés con Sarah Ferguson -cuyas uniones, a diferencia de la suya, resultaron fallidas a los pocos años-. A pesar de que Eduardo y Sofía querían una ceremonia íntima, tuvieron que ceder a la presión de la opinión pública y finalmente más de medio centenar de cámaras de la BBC transmitieron la ceremonia y al enlace acudieron cerca de 560 invitados, entre los que se encontraban numerosos representantes de las diferentes Casas Reales europeas , como el entonces Príncipe Felipe de Asturias , personalidades como Tony Blair , Elton John o el compositor Andrew Lloyd Weber ; además de seis mil personas invitadas a traspasar los muros del castillo como gesto por parte de la Familia Real británica de acercarse al pueblo. El vestido de la novia fue un diseño creado por Samantha Shaw en color marfil y de línea sencilla, bordado en pedrería y con un cierto aire medieval. Como complementos, la joven lució una diadema perteneciente a la Reina Isabel y una gargantilla de perlas negras y blancas, con una cruz y pendientes también de perlas, regalo del Príncipe Eduardo . Aquel día, además de honrarlo y amarlo, Sofía de Edimburgo prometió obediencia a su esposo, al escoger una fórmula que había sido muy criticada por considerarse ligeramente obsoleta. Una vez convertidos en marido y mujer, la Reina concedió a la feliz pareja los títulos de condes de Wessex. Aunque tras la muerte del Príncipe Felipe el 9 de abril de 2021, el matrimonio pasó a ser Duques de Edimburgo. Nada tenía que ver esta boda con las de Lady Di o Sarah Ferguson . Tampoco Sofía tenía nada que ver con ellas: una chica de 34 años con su propia empresa de relaciones públicas, que pretendía seguir trabajando después de su boda, que se declara muy distinta de Diana aunque muchos querían ver en ella a la princesa fallecida, que mantenía una excelente relación con la Reina y que conoció desde dentro cómo era vivir con la Familia Real británica antes de formar parte de ella pues Isabel II accedió a que Sofía conviviera con el Príncipe, bajo el mismo techo, en el palacio de Buckingham. Durante este tiempo, Sofía ha logrado convertirse en uno de los miembros de ‘La Firma’ mejor valorados y en los últimos años ha destacado por mostrarse conciliadora en la polémica del Príncipe Harry y Meghan Markle y ahora por su absoluta dedicación a la familia durante las convalecencias de la Princesa Kate Middleton y Carlos III.