Cumplir el shabat durante la guerra: Un ejercicio de equilibrismo en Israel
Jerusalén. En Israel, el sábado siempre ralentiza el ritmo del país, pero desde el ataque de Hamás el 7 de octubre y con la guerra en curso en Gaza, la observancia del descanso preceptivo del judaísmo se vio sensiblemente trastocada.
El pasado sábado 8 de junio, las fuerzas israelíes liberaron a cuatro rehenes que estaban en manos de Hamás en la Franja de Gaza, devastada por ocho meses de guerra. Parte de la población se enteró apenas a la caída de la noche, como fue el caso de Eliana Gurfinkiel, una francoisraelí residente en Jerusalén.
El shabat comienza el viernes al ponerse el sol y concluye el sábado a la caída de la noche.
La ley judía establece que durante el descanso del sábado debe evitarse cualquier acción que implique “encender fuego”, es decir, y de manera práctica, prender una luz, una radio, responder al teléfono o manejar un coche.
Gurfinkiel reconoce que se sintió desbordada de emoción al conocer la liberación de esos cuatro rehenes, y que para ella “no cambia nada” enterarse a las 11:00 a. m. o a las 8:30 p. m. de la tarde.
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Para avisar a sus vecinos practicantes sin esperar más, algunos israelíes hicieron circular la noticia en papeles escritos a mano, según imágenes difundidas en redes sociales.
Una web ultraortodoxa cuenta cómo un hombre escribió un mensaje para dar las gracias a sus vecinos por haberlo avisado de esa noticia, al tiempo que les pedía no repetir ese gesto que, según él, profanaba el sábado.
Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, gobernada por el movimiento islamista palestino Hamás, 274 personas murieron en el operativo israelí que permitió liberar a esos cuatro rehenes el 8 de junio.
Un momento estresante
Los comandos de Hamás atacaron el sur de Israel precisamente un sábado, el 7 de octubre pasado, coincidiendo con la fiesta judía de Simjat Torá, en la que se concluye la lectura anual de la Torá. Desde entonces, “resulta un poco estresante cuando enciendo de nuevo el teléfono al concluir el shabat”, dice Gurfinkiel.
En el asalto de Hamás murieron 1.194 personas del lado israelí, en su mayoría civiles, según un recuento de esta agencia en base a datos oficiales. Y de las 251 personas secuestradas, 116 siguen rehenes en Gaza. El ejército da por muertas a 41 de ellas.
La incesante campaña militar israelí de represalia en Gaza se cobró más de 37.400 muertos, en su mayoría civiles, según el Ministerio de Sanidad del enclave.
Al iniciarse el ataque del 7 de octubre, muchos israelíes prescindieron de las reglas del shabat y encendieron sus teléfonos. Otros tomaron sus coches para plantar cara a los comandos de Hamás.
La posibilidad de prescindir de las reglas del shabat cuando está en juego una vida “es un principio muy conocido y respetado”, explica Nitzan Perelman, doctoranda en sociología en la Universidad Paris Cité.
Es lo que se conoce en hebreo como el “pikuaj nefesh”, o “salvación de un alma”. “Si existe la posibilidad de salvar una vida, es preferible salvarla que respetar el sábado”, explica Yonathan Seror, rabino en Tel Aviv.
Descanso político... hasta cierto punto
En las semanas posteriores al 7 de octubre, Seror aconsejó a sus fieles mantener su teléfono encendido durante el sábado, pero ahora no, porque se trata de “autorizaciones puntuales”.
Efi es madre de dos soldados desplegados en el frente en Gaza, y por ello no quiere dar su apellido.
“El sábado es el momento más estresante”, dice a esta agencia. “No utilizamos el teléfono y no sabemos lo que sucede, pero dejo el aparato encendido”.
“Si no hay más que algunos bips, sé que todo va bien. Sin eso no podría vivir durante el shabat”, añade.
En Israel, el sábado es también sinónimo de descanso político, salvo en caso de peligro para la seguridad del Estado.
El 7 de octubre, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, publicó un video a media jornada para anunciar: “Ciudadanos de Israel, estamos en guerra”.
El 8 de junio, el mismo Netanyahu visitó a los rehenes liberados sin esperar al final del shabat, lo que fue criticado en el diario ultraortodoxo HaMevaser.