Bolivia, país de los golpes militares, por Mirko Lauer
Importantes medios de la prensa internacional se han referido a un aparente golpe de Estado. Pero la reacción de Luis Arce, quien en principio debía ser el derrocado, sugiere que el fracasado golpe del general Juan José Zúñiga iba a ser de verdad. Zúñiga fue detenido, los más altos mandos militares relevados, y nuevos han sido nombrados.
La alusión a la apariencia apunta a la facilidad con que fue desarticulado el arribo de tanques y tropas a Palacio Quemado, en La Paz. Zúñiga se hizo presente a bordo de una tanqueta, exigiendo el poder; en algunas versiones Arce logró paralizar la intentona a gritos, y se procedió luego a arrestar a Zúñiga y a hacer cambios militares.
Habría que tomar en cuenta lo que dice Associated Press: “El general... sostiene que el presidente le pidió que asalte el palacio de gobierno en una movida política”. “Necesitamos preparar algo que levante mi popularidad”, habría dicho Arce, quien no ha respondido a los primeros llamados de la agencia noticiosa a Palacio.
¿Es esto verosímil? Una versión que corre en La Paz es que la gestión de Arce está en serios problemas, y que Zúñiga es conocido como enemigo de Evo Morales, a su vez enconado rival de Arce. Pero meter la cabeza en la boca del león y sacrificar a un alfil tan importante para mejorar la popularidad suena, por decir lo menos, estrambótico.
Pero las palabras de Zúñiga son lo que se esperaría de un golpista recién fracasado. Bolivia es famosa por sus golpes militares, la mayoría exitosos, que ya suman unos 190 en su historia. No sorprende que Arce finja uno para fortalecer su gobierno y la democracia. Logró en minutos la atención mundial que tanto le cuesta producir a Javier Milei.
¿Qué problemas tiene Arce? Pues una economía que se ha quedado sin reservas y vive de reexportar oro ilegal peruano; la enemistad con su ex-correligionario Morales es otro de sus predicamentos. Luego están las elecciones del 2025, donde lleva ventaja, pero no mucha. Junto a su 14% están Carlos Mesa con 13% y Evo Morales (formalmente impedido) con 9%.
Las encuestas dirán sobre los efectos del golpe, real o aparente, en el futuro político de Arce. Hasta el momento le ha servido más o menos bien.