Las dudas sobre la candidatura de Biden dividen a los demócratas
El consenso es claro: Joe Biden perdió su primer y más importante debate presidencial frente a Donald Trump, en un intento catastrófico por disipar las dudas sobre sus capacidades para gobernar los destinos de Estados Unidos por cuatro años más. Su pobre desempeño, con titubeos, mensajes poco claros y momentos en los que se notaba incómodo y perdido, le han pasado factura a tal punto que algunos de sus asesores han filtrado a medios que hay «pánico» en las filas demócratas, con voces encontradas sobre el futuro de la campaña.
A pesar de los intentos de la vicepresidenta Kamala Harris, el expresidente Barack Obama y hasta de la primera dama, Jill Biden, para justificar la mala actuación del mandatario diciendo que su voz se escuchó ronca debido a un resfriado o que «todos los políticos tienen una mala noche», lo cierto es que muy pocos se han comprado esas excusas. Ni siquiera las evidentes falsedades mencionadas por Trump en sus intervenciones han podido detener el huracán de dudas sobre el demócrata.
Un escandaloso editorial de The New York Times señala duramente que Biden no consiguió para la prueba de fuego para restaurar la confianza de su base y que se mostró como «la sombra de un gran servidor público». El artículo, que pide al mandatario a que renuncie a su candidatura antes de la Convención Nacional del partido en agosto –donde se oficializaría la misma– dice que, aunque Biden luchó por responder a las «provocaciones y mentiras» de Trump, no fue exitoso y que el argumento de que ya lo derrotó en 2020 bajo la bandera de defender de la democracia probablemente no será suficiente en esta oportunidad para convencer a los indecisos.
«No hay razón para que el partido arriesgue la estabilidad y la seguridad del país obligando a los votantes a elegir entre las deficiencias de Trump y las de Biden. Es una apuesta demasiado grande para simplemente esperar que los estadounidenses pasen por alto o descuenten la edad y las debilidades de Biden que ven con sus propios ojos», sentenció The New York Times.
Una búsqueda contrarreloj de otro candidato que salve a los demócratas en tan poco tiempo es un riesgo elevado, pero que algunos como Marco Granda, un elector hispano, dicen estar dispuestos a correr tras el debate. Granda siempre se había decantado por las opciones presidenciales demócratas: desde Barack Obama, en 2008, hasta Joe Biden, en 2020. En esta última oportunidad, sin embargo, no está seguro de dar su confianza al mismo partido porque no le gusta el candidato. Considera que Biden, quien busca la reelección, «aunque ha hecho un buen trabajo, ya debería dedicarse a descansar».
Con la misma fuerza Granda se rehúsa a votar por Donald Trump, el contendiente del actual mandatario, y cuyos procesos judiciales le dan una carta de presentación tan poco atractiva como la de Biden, que batalla contra las críticas de muchos votantes por su avanzada edad. Un hecho curioso teniendo en cuenta que Biden, de 81 años, es solo tres años mayor que su oponente, Trump, de 79 años.
Pero en política lo que importa es la óptica, como señala la estratega Ana Iparraguirre. «A pesar de que la diferencia de edad entre ambos candidatos no es particularmente amplia, la narrativa republicana de mostrar a Biden como un anciano de capacidades cognitivas dudosas –aunque no es cierto– ha tenido un impacto en la percepción de votantes generalmente desconectados de las noticias políticas», asegura. Iparraguirre hace referencia a dos núcleos de votantes muy importantes: los independientes y los desencantados, a quienes ambas campañas intentan abrumadoramente seducir de cara a los sufragios del 5 de noviembre porque, aunque no queden muchos indecisos en un país cada vez más peligrosamente polarizado, alguno sí que hay, y cuando la partida está dividida casi al 50%, esos indecisos son los que inclinan la balanza por uno u otro candidato.
Rafael Cardozo se incluye en este pequeño grupo de indecisos que tras el debate dice a LA RAZÓN plantearse su voto en favor de Trump. «No se trata de ver quién es más fuerte o no, pero, creo que Trump está en buena condición. Y, creo que él sabe cómo hacer acuerdos con otros países. Eso es lo que necesitamos, no necesitamos más guerras porque el pueblo estadounidense está viviendo en dificultades», explicó este residente de Florida, uno de los estados que se ha volcado rojo en años recientes.
Una opinión similar comparte Héctor Vásquez, que relata cómo sus vecinos se reunieron en una casa para ver juntos el debate que hoy describe como «una noche difícil para los demócratas». Tras el descache de Biden, asegura que se inclina «hacia el presidente Trump, una persona que respeto y que ha tenido todo tipo de controversias y lo han perseguido directamente para que no sea elegido. Pero confío en que él ganará y ya no critico al presidente actual, pero lo único que puedo decir es que no lo está haciendo bien».