Dick Schoof, el espía que no se quería jubilar y ahora dirigirá el gobierno ultra en Países Bajos
El nuevo primer ministro fue jefe del servicio de espionaje pero no tiene ninguna experiencia en política, algo que no había ocurrido nunca en la política neerlandesa
Dick Schoof sabe de seguridad, inmigración y servicios secretos porque es a lo que ha dedicado su larga carrera como funcionario neerlandés, pero no tiene experiencia política y nunca ocupó cargos en un gobierno. Fue el único que aceptó el encargo del líder de la derecha radical, Geert Wilders, de dirigir el nuevo gobierno de Países Bajos.
El nuevo primer ministro neerlandés es un veterano funcionario con décadas de experiencia al servicio público y ha ocupado cargos importantes, aunque nunca ha tenido que manejarse dentro de la política, ni tampoco era una figura pública, hasta su nombramiento como jefe de un gabinete formado únicamente por políticos de la derecha del espectro.
Es una situación excepcional para Países Bajos: un primer ministro suele tener experiencia en el Parlamento, una carrera en un partido, haber participado campañas y ganado comicios, y su nombre ya suena entre los ciudadanos, pero pocos sabían quién era Schoof hasta hace un par de semanas, y la sociedad sigue sin detectar sus ideas, ni qué autoridad tiene sin un partido detrás.
Tampoco se sabe cómo se manejará en Bruselas sin tener una “familia europea”, como sí ocurría con su predecesor liberal Mark Rutte, por lo que tendrá que basarse en su autoridad personal, incluido cuando quiera defender la “cláusula de excepción” que recoge el pacto de gobierno para sacar a Países Bajos de las políticas comunitarias en temas migratorios o agrarios.
Jefe de espionaje
Su nombre completo es Hendrikus Wilhelmus Maria "Dick" Schoof, nació en 1957 en Santpoort, un pueblo de la provincia de Holanda del Norte. Estudió Planificación Urbana y Regional en la Universidad Radboud de Nimega, desde 1975 hasta 1982.
Trabajó de asesor de políticas educativas de la Asociación de Municipios Neerlandeses, y, en 1988, entró al Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia, hasta su ascenso en 1996 a vicesecretario general del Ministerio de Justicia, el cargo que lanzó su carrera al servicio civil.
Desde entonces, dirigió el Servicio de Inmigración y Naturalización (IND), y Orden Público y Seguridad en el Ministerio del Interior y Relaciones del Reino; jugó un papel clave en el desarrollo de la legislación de 2012 de inmigración y asilo; y dirigió la policía neerlandesa, encabezando la reestructuración de las organizaciones regionales en un único cuerpo de Policía Nacional.
Desde 2013 fue Coordinador Nacional para la Lucha contra el Terrorismo (NCTV), coincidiendo con la etapa de auge del grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Oriente Medio.
Fue duramente criticado por tratar de influir, desde el NCTV, en una investigación independiente sobre la gestión del gobierno de la tragedia del vuelo MH17, el avión de Malaysia Airlines derribado en Ucrania en 2014, que había despegado de Ámsterdam con 298 personas a bordo.
En noviembre de 2018, pasó a ser jefe del servicio de inteligencia AIVD, y un año después, fue nombrado secretario general del Ministerio de Justicia, la posición no política más alta del ministerio.
Limite moral
En marzo, Schoof cumplió 67 años, edad oficial de jubilación, pero solicitó y recibió una extensión de tres años al servicio público. "Es un trabajo poderoso y bonito, precisamente porque es tan complejo", aseguró entonces a la revista semanal neerlandesa De Groene Amsterdammer, su entrevista más reciente.
Aunque no están claras sus ambiciones políticas, se sabe que fue miembro del partido socialdemócrata PvdA durante 30 años, y se dio de baja en 2021. Preguntado sobre su “límite moral” para un gobierno liderado por la ultraderecha, dijo: "El límite estaría donde los Estados Generales empiecen a aprobar leyes y modificar la Constitución de tal manera que se puedan plantear serias dudas sobre la supervivencia de la democracia".
Schoof fue la cuarta persona a la que Wilders ofreció la jefatura de este gobierno: el primero, un socialdemócrata, tuvo que renunciar al venir ya acompañado de controversias, y los otros dos, un democristiano y un calvinista, rechazaron el puesto.
Según el diario De Telegraaf, Schoof recibió lecciones sobre la privacidad de Catshuis (ahora su residencia oficial) la semana pasada, y un grupo de funcionarios, asesores y responsables de prensa le dieron un curso intensivo sobre cómo ser primer ministro. Pero, aunque le falte experiencia política, Schoof es una figura de consenso de cuatro partidos que han formado el nuevo gobierno sin estar siempre de acuerdo en todo ni tener exactamente la misma ideología.
“Tengo muchas ganas de empezar a trabajar como primer ministro. Por un Países Bajos seguro y justo, con protección social para todos. Defiendo controlar la migración, mantener el diálogo, tomar decisiones y ser claro al respecto. Pueden contar conmigo”, señaló Schoof, después de asumir su nuevo reto: dirigir el primer gobierno de Wilders.