Dos sucesos con menores implicados y ocurridos en apenas unos días muestran que la violencia de menores de edad contra otros adolescentes no para. Es más, la gravedad de ambos hechos y la amplificación con de la viralización de uno de los casos mediante un vídeo de la agresión han calentado el panorama, aunque las fuentes consultadas confirman que solo uno de los episodios es de bandas latinas. Es una época del año en la que ya no hay clases, se hace más vida en las calles y proliferan las celebraciones populares. En estas dos ocasiones, se trata nada menos que de un tiroteo a manos de un chico aparentemente menor de edad a otros tres pandilleros dentro de una popular pizzería de Arganzuela. El otro asunto es el 'marcaje', con una cuchilla en la piel, de dos letras a un niño de apenas 11 años cuando tiraba la basura en Ciudad Lineal. El más grave tuvo lugar a las 22.45 horas del martes, en el Domino's Pizza del paseo de las Delicias, 65. Se trata de un restaurante de comida rápida muy conocido y frecuentado, sobre todo, por personas jóvenes. Las imágenes captadas por el sistema de videovigilancia del local, a las que ha tenido acceso ABC, muestran a tres jóvenes de aspecto latino comiendo en una mesa. Inopinadamente, entra en el establecimiento otro chico, claramente menor de edad y de la misma apariencia, de corta estatura, con pantalón corto y claro y camiseta negra. Nada más llegar, saca una escopeta de cañones recortados (que es un arma ilegal, máxime cuando quien la maneja es un adolescente) y dispara primero al que tiene enfrente, junto a la puerta. Mientras intenta huir hacia la otra punta de la pizzería, recibe un disparo en la zona baja de la espalda, en la lumbar. Lesión por la que el Samur-Protección Civil le trasladó en estado grave, consciente, al hospital 12 de Octubre, sin riesgo vital, informa Emergencias Madrid. Es español de 21 años pero de origen latinoamericano. Un segundo balazo dio contra la cristalera del local y el tercero, a quemarropa, no fue mortal de milagro: el objetivo cogió una bandeja de plástico y la utilizó de escudo. El atacante se marchó del lugar con espantosa tranquilidad. A su llegada, según algunos testigos, alguien le dejó en un vehículo. Fuentes de la investigación detallan a ABC que el agresor es de la banda de los Trinitarios; se baraja la hipótesis de que el pistolero pasara por la zona y, al ver cenando a los tres Dominican Don't Play (DDP) –banda mayoritaria en el barrio–, avisara a algún responsable del 'coro' de Embajadores y le dieran el arma manipulada. Los mismos informantes indicaban ayer que no hay constancia de ningún hecho previo que desencadenara una venganza planificada. El segundo suceso, pese a las características de sus protagonistas, no está considerado por la Policía un asunto de bandas latinas; de hecho, ha tomado las pesquisas la comisaría del distrito, y no la Brigada Provincial de Información. Ocurrió en el barrio de Ciudad Lineal. Según el relato de la propia víctima, un niño de 11 años, eran las siete de la tarde del sábado pasado, 29 de junio. Acudió a bajar la basura con un amigo, en la intersección de la calle de Luis Campos con la de Valle Guerra, muy cerca de Hermanos García Noblejas, cuando se alejó un poco de su amigo para acercarse a tirar el cartón en un contenedor. Se le acercaron cuatro jóvenes, de unos 16 años. Vestían ropas anchas, gorras negras y grises con la inscripción NY, pantalones bajos y hablaban con acento latinoamericano. La víctima nació en Madrid pero sus padres son peruanos. Dos le agarraron por los brazos y se lo llevaron a Valle Guerra, a una zona más apartada. Uno sacó una cuchilla y le dijo: «No te va a pasar nada grave si no dices nada». Y le rajó las letras J y E en la cara anterior del muslo derecho. Las laceraciones tienen unas dimensiones de 2,5 por 3 centímetros. Los atacantes le hicieron una foto con un teléfono móvil y lo abandonaron allí. Su amigo no fue testigo de nada. Los padres de la víctima le llevaron a un centro de salud, donde le curaron y expedieron un parte de lesiones, que la madre ha adjuntado al realizar la denuncia en la comisaría de San Blas-Canillejas, la madrugada del 2 de julio.