Villar Mir: un empresario construido a golpe de gangas y contactos políticos
Pocos empresarios representaron tan bien esa España monárquica de hacer negocios. Juan Miguel Villar Mir (Madrid, 1931) falleció este sábado a los 92 años de edad. Su carrera representa el auge y caída de un tipo de empresarios de nuestro país con estrechos vínculos con la Casa Real y muy proclive a las relaciones políticas.
Villar Mir fue capaz de levantar un imperio, con la constructora OHL y el Grupo Villar Mir como buques insignia, a base de comprar compañías en quiebra a precio de ganga que en varios casos se distinguieron por participar en algunos de los cárteles más importantes que ha desarticulado en los últimos años la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Las empresas de Villar Mir llegaron facturar más de 4.500 millones de euros, contaban con más de 30.000 trabajadores, y vivieron una fuerte expansión internacional con negocios en cerca de 40 países del mundo hasta que las deudas y los escándalos políticos obligaron a la familia a batirse prácticamente en retirada.
Su estrella se empezó a torcer cuando, con el sector constructor en caída libre en España tras el reventón del ladrillo, su nombre apareció asociado a varios casos de corrupción. Especialmente desde que, en enero de 2013, ‘los papeles de Bárcenas’ le señalaran como uno de los constructores que realizó donaciones ilegales al PP a cambio de contratos y fue imputado en varias causas por la financiación irregular y el pago de supuestas comisiones a la formación conservadora. En su declaración al juez, el que fuera tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas aseguró que “Villar Mir financiaba en paralelo al PP nacional y al de Madrid”. En una entrevista a El Mundo admitió que había donado dinero a fundaciones relacionadas con ex políticos como la socialista María Teresa Fernández de la Vega o FAES, de José María Aznar. En 2019 tuvo que pasar por la comisión de investigación en el Congreso sobre la financiación ilegal del PP: “Jamás he pagado un céntimo a ningún partido político”, proclamó.
Ahogada por las deudas, en junio de 2017 OHL fue expulsada del principal indicador bursátil español, el Ibex 35, por el desplome de su valor en bolsa. Unas semanas después, Villar Mir abandonaba la presidencia no ejecutiva del grupo en favor de su hijo mayor, Juan Villar-Mir, de forma simultánea a la dimisión de su hasta entonces consejero delegado, el exministro popular Josep Piqué, recientemente fallecido.
Con la calificación de deuda de OHL al borde del bono basura, el grupo Villar Mir se tuvo que embarcar en un exigente plan de desinversiones que incluía activos como la constructora OHL, donde los hermanos mexicanos Luis y Mauricio Amodio Herrera se convirtieron en los accionistas de referencia de la compañía, rebautizada como OHLA.
También la concesionaria Abertis, el complejo madrileño de Canalejas; el complejo turístico de Mayakoba en México, la filial checa ZPSV, la inmobiliaria Colonial y la mayoría de sus concesiones.
Villar Mir fue un consumado coleccionista de arte con profundas creencias religiosas (“Lo más importante en la vida tiene que ser Dios. Luego, la familia y, después, el trabajo”, declaraba en una entrevista a la web Religión en Libertad). Presidió una fundación que lleva su nombre, creada en 2007 para “la promoción o fomento de cualquier tipo de manifestación artística o científica y la formación, con objeto de favorecer la mejora de la calidad de vida de la sociedad española”.
25 años alterando miles de licitaciones públicas
Como otras constructoras españolas, algunas de las empresas de Villar Mir estuvieron involucradas en la creación de carteles que han sido multados por CNMC, empezando por el famoso cartel del Ave, con multas de 118 millones a varias firmas, entre ellas OHL, que durante 14 años amañaron más de 1.000 millones en contratos a través de 275 licitaciones de Adif.
OHL también fue una de las seis sancionadas por haber alterado durante 25 años miles de licitaciones públicas destinadas a la edificación y obra civil de infraestructuras. En este caso, fue multada con 21,5 millones de los 203 millones con los que se penalizó a las constructoras. Desde 1992 se reunían semanalmente y decidían los contratos públicos en los que iban a compartir trabajos técnicos de sus ofertas. Además, intercambiaban información sobre su estrategia de presentación a los concursos públicos.
Y la constructora del Grupo Villar Mir también fue sancionada en el conocido cártel de carreteras. La CNMC multó a 12 empresas, entre ellas una filial de OHL, por alterar 71 de las 101 licitaciones celebradas entre 2014 y 2018 y repartirse concursos por 530 millones para la conservación de carreteras.
Un imperio empresarial forjado en los años 80
El que fuera presidente de OHL y del Grupo Villar Mir empezó a forjar su imperio empresarial en los años 80, tras una larga carrera en los despachos del poder político del franquismo que culminó cuando, tres semanas después de la muerte del dictador Francisco Franco, el 12 de diciembre de 1975, Carlos Arias Navarro le nombró vicepresidente Económico y ministro de Hacienda en el primer Gobierno de la Monarquía, un cargo en el que estuvo apenas seis meses.
Villar Mir, que ocupó varios cargos durante la dictadura, formó parte del círculo íntimo del emérito Rey Juan Carlos, que le facilitó los contratos de la constructora en Oriente Medio. El monarca padre le nombró Marqués de Villar Mir en febrero de 2011. Solo un año antes le vendió un Rolls Royce por 210.000 euros al empresario, según publicó El Confidencial. La amistad de la familia Villar Mir con la realeza española continuó a través de su yerno, López Madrid, aunque sus problemas con la justicia -condenado por las tarjetas black y con el juicio por acoso a la doctora Pinto- le llevaron a distanciarse del monarca Felipe VI.
Doctor ingeniero de caminos por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid (fue el número 1 en su promoción) y con dos cátedras universitarias nada más licenciarse, una vez finiquitada su larga etapa (más de 20 años) en la Administración pública, Villar Mir se especializó durante los 80 y 90, ya como próspero empresario inmobiliario, en comprar empresas a precio de saldo y reflotarlas, muchas veces con la inestimable ayuda del Estado. En una entrevista señaló: “Antes que empresario, fui administrador de empresas. En realidad, me especialicé desde joven en salvar empresas”.
Una peseta fue, por ejemplo, el precio que el 31 de julio de 1987 pagó Villar Mir por la constructora Obrascón, fundada en 1911 y germen de OHL, que entonces estaba al borde de la insolvencia. La vendedora fue Altos Hornos de Vizcaya, que el propio Villar Mir había presidido a finales de los 60. No fue la única operación a precio irrisorio que logró. Tras sacar a bolsa Obrascón en 1991, en marzo de 1995 Villar Mir entró en el negocio de los fertilizantes tras comprar también por una peseta Fertiberia, entonces perteneciente a Ercros, que estaba presidida por Josep Piqué.
Una operación financiada con dinero público a través de un crédito concedido a Ercros por el Gobierno socialista a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO) unos meses antes, el 20 de diciembre de 1994, por importe de 8.500 millones de pesetas al 0% de interés y sin plazo de vencimiento con el fin de cubrir una ampliación de capital en Fesa, propietaria de Fertiberia. El crédito del ICO fue liquidado por el Gobierno en junio de 1998, ya con Piqué como ministro de Industria. El Ejecutivo de Aznar condonó a Ercros 7.400 millones de deuda. Fertiberia, la compañía de la que fue directiva la luego ministra popular Isabel García Tejerina, se convertiría luego en la primera empresa del sector en España.
Más favores
No fue el único favor de Piqué a Villar Mir, en una relación cuyo círculo se cerró cuando, en octubre de 2013, el ex político popular fue nombrado consejero delegado de OHL, empresa en la que, casualmente, fue directivo Diego de Lapuerta Montoya, uno de los diez hijos de Álvaro Lapuerta, que, como el resto de extesoreros del PP, ha sido imputado en los últimos años por delitos de corrupción. La compra del 52,51% de Fertiberia estaba condicionada a que Villar Mir asumiera toda la deuda de la compañía, estimada entonces en unos 15.000 millones de pesetas, y garantizara hasta 1.000 millones de pesetas en una ampliación de capital posteriormente materializada. Otorgó a Villar Mir una opción de compra a tres años sobre un 20% adicional de Fesa a un precio que sería de “1.000 millones (de pesetas) o, a petición de Ercros, un precio variable en función de la evolución futura de Fesa”.
En enero de 1997, con Ercros (cuyo mayor accionista era entonces el grupo Torras-KIO) presidida por otro expolítico, el socialista Antoni Zabalza (ex secretario de Estado de Hacienda y ex director de gabinete de Felipe González), se ejecutaba esa opción de compra a un precio muy inferior, 261 millones de pesetas, gracias a un acuerdo que Piqué había escamoteado, según publicó en su momento Cinco Días, al consejo de administración de Ercros. El a la postre exministro tampoco informó al máximo órgano de gestión del grupo químico de la venta en esos años de Cida Hidroquímica, vendida al suegro de Villar Mir por 63 millones de pesetas cuando Piqué la había adquirido un mes antes antes por 300 millones.
Villar Mir supo sacar partido al afán privatizador del Gobierno de Aznar al quedarse con la empresa de fertilizantes vasca Sefanitro, a cuya venta daba el visto bueno el Consejo de Ministros el día de los Inocentes de 1996, al autorizar a la Agencia Industrial del Estado (AIE), que dependía (de nuevo) de Piqué, la venta del 52% de la empresa de fertilizantes vasca por 570 millones de pesetas. En esa operación los accionistas minoritarios de Sefranito, encabezados por la noruega Norsk Hydro, denunciaron trato de favor por parte del entonces ministro de Industria.
Un año clave
Aquel año, 1996, fue clave para la transformación de la división de construcción de Obrascón en uno de los principales grupos del sector en España. En diciembre, Villar Mir se hizo con la constructora navarra Huarte, que había suspendido pagos en marzo de ese año y que fusionaría con Obrascón a finales de 1998. Sólo cuatro meses después, en febrero de 1999, el grupo resultante anunciaba la compra de Laín, entonces presidida por el exvicepresidente de CEOE Enrique Aldama (fallecido en 2007), amigo de la infancia de Villar Mir. OHL ya estaba creada. La sociedad resultante debutaba en bolsa en 1999.
En los 90, entre compra y compra de empresas a precio de ganga también llegó la internacionalización del grupo de empresas de Villar Mir, en la que Piqué (de nuevo) también puso su granito de arena, como benefactor del acuerdo que en 1998 permitió al empresario iniciar su expansión internacional en Argelia, donde se comprometió a invertir 12.000 millones de pesetas en una empresa de fertilizantes junto con la estatal Sonatrach.