Pronósticos...pronósticos son
Lo primero es reconocer una verdad tangible: estamos ante una de las mejores postemporadas del béisbol cubano en los últimos años, algo que se confirmaría con solo citar que es la primera vez que los cuatro playoffs llegaron al sexto juego, tres de los cuales se decidieron en el séptimo.
Y para calzar tal apreciación, tuviese que agregar elementos subjetivos; diría, por ejemplo, que en sentido general hubo mayor competitividad y los protagonistas se vieron más entregados que nunca en el afán de la victoria.
Dos conjuntos que salieron como «Cenicientas» en estos cuartos de final, fueron ahora huesos duros de roer, y si no, pregúntenle a Pinar del Río, equipo que estuvo casi «fuera de serie» en la etapa clasificatoria y luego tuvo que emplearse a fondo para vencer la resistencia del modesto Sancti Spíritus.
Pero si quieren más elementos, vayan a las nóminas de Las Tunas y Ciego de Ávila para que aprecien la abismal diferencia entre una y otra, y valoren entonces la resistencia que ofrecieron los Tigres, que por momentos hizo reverdecer recuerdos de aquellos felinos de las tres coronas.
La archiconocida frase «los playoff son otra cosa» que empleaba con relativa frecuencia el desaparecido comentarista televisivo Héctor Rodríguez, cobró mayor vigencia en esos duelos. No basta ir a los números, a la historia, a las comparaciones hombre por hombre de los equipos para que el vaticinio se acerque luego a la realidad. Hay detalles que no se miden y explotan luego, dentro de los competidores, para bien o para mal. No olvidar una verdad de Perogrullo: Los pronósticos, pronósticos son.
Ahora mismo, en semifinales, uno pudiera valorar que los Vegueros salen como amplios favoritos ante Industriales si de resultados en la temporada regular se tratara.
Su picheo fue meritorio con 4,33 de efectividad, aunque no tan superior respecto al del equipo Azul que lo hizo para 4,68. La ofensiva es la que incita a los pronosticadores desde ya a darles superiores posibilidades a los verdes, pues colectivamente lo hicieron para .329 y los de Carmona
—si tenemos en cuenta cuánto se batea en nuestra pelota —, lo hicieron para .285.
Otro elemento, nada desdeñable: los capitalinos acaban de hacer una verdadera hombrada al revertir un 0-3 ante Santigo de Cuba, algo que sucede por primera vez en lides domésticas y que puede ser un arma poderosa, pues no olvidemos que el aspecto sicológico es uno de esos detalles que no miden quienes se arriesgan a hacer vaticinios.
Con respecto al match entre Leñadores (bateo: .323, picheo: 5,10 y defensa: .960) y Alazanes (.333, 5,18 y .975) las diferencias no son tan ostensibles en los tres renglones de juego, por lo que no creo que los especialistas se pongan de acuerdo para dar un ganador.
Lo cierto es que julio ha traído consigo mucho calor beisbolero en todo el país. Nuestra pelota, con sus carencias, errores estructurales y contra los que la daban por muerta, está cada día más viva. Por estos días, los llenos en los graderíos dicen la última palabra.