Starmer se estrena en la escena internacional en la Cumbre de la OTAN con la promesa de apoyar a Ucrania
El primer ministro británico, Keir Starmer, tendrá este miércoles su puesta de largo en el escenario internacional con su asistencia a la Cumbre de la OTAN. La cita en Washington contará con las habituales palmadas en la espalda y fotografías retransmitidas por todo el mundo mientras su equipo intenta presentar la nueva cara del Gobierno británico bajo una luz positiva. No obstante, el laborista es consciente que esta reunión al inicio de su mandato, que marca el 75 aniversario de la fundación de la Alianza Atlántica, se produce en un momento más que delicado ante el estancamiento del esfuerzo bélico de Ucrania y una posible segunda presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, que podría resultar incluso más aislacionista que su primera administración.
Tras los turbulentos años del Brexit, Starmer quiere aprovechar la oportunidad para restablecer la relación con la Unión Europea, con la que quiere cerrar un nuevo pacto de seguridad y defensa. El escenario también le brinda la oportunidad de consolidar el liderazgo británico de la OTAN en el continente.
A pesar del lema del manifiesto electoral con el que consiguió mayoría absoluta el pasado 4 de julio –«Cambio»–, el laborista recalcará a los líderes mundiales que el apoyo de Londres a Ucrania seguirá siendo incondicional para garantizar que «la seguridad y la libertad de Europa estén protegidas». Este compromiso quedó ejemplificado por una visita realizada el fin de semana pasado a Kyiv por el nuevo ministro de Defensa, John Healey, que se reunió con Volodimir Zelenski, apenas 24 horas después de haber asumido su cargo para asegurarle el compromiso férreo del nuevo Ejecutivo.
El respaldo de Londres se considera particularmente importante a la sombra de las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos, donde Trump tiene cada vez más posibilidades de victoria. El candidato republicano ha pedido un fin negociado de la guerra y afirma que podría poner fin al conflicto «en un día», lo que Kyiv teme implica que Ucrania renuncie al menos a parte del territorio anexado por las fuerzas del Kremlin con la invasión que comenzó en febrero de 2022.
Es esta incertidumbre la que impulsó al anterior gobierno conservador del Reino Unido a comprometerse a aumentar el gasto en defensa del 2,3 al 2,5 por ciento del Producto Interior Bruto para 2030. A diferencia de los tories, Starmer no quiere poner fechas concretas y se limita a decir que alcanzará este objetivo «cuando las condiciones [fiscales] lo permitan».
No obstante, cada vez hay más presión. El general Sir Patrick Sanders, exjefe del Ejército, afirmó que las fuerzas armadas británicas están tan desgastadas que sólo son capaces de librar una pequeña guerra durante no más de un mes, y que incluso un 2,5 por ciento tal vez no sea suficiente. Por su parte, Lord West of Spithead, expresidente del Foro de Seguridad Nacional, instó a Starmer a concretar un calendario. «Cuando la situación lo permita no es realmente suficiente; Putin no esperará a que nuestra situación sea lo suficientemente buena para atacar», apuntó.
Los países del este de la OTAN que limitan con Rusia quieren elevar su objetivo de gasto a un 3 por ciento. Polonia ya destina el 4,1 por ciento y Estonia el 3,4 por ciento. Pero 20 de los 31 miembros de la OTAN todavía destinan menos del 2 por ciento, incluidos Francia y Alemania.