La inflación de Estados Unidos fue excelente en junio, ¿ahora qué sigue?
Llegamos, ¿pero seguiremos? La inflación core, que excluye los precios de la energía y la comida, no sólo fue fría, sino helada en junio. El índice de precios al consumidor (IPC) core estuvo por debajo del 1%, y el promedio de tres meses está apenas por encima del 2%.
El subtexto más importante de esta historia alentadora es la inflación de la vivienda, que había sido la parte más recalcitrante del índice de precios. Cayó en picada en junio, finalmente confirmando el mensaje que mediciones privadas han estado enviando desde hace tiempo.
Sin embargo, no es momento para que el presidente de la Reserva Federal despliegue la pancarta de "Misión Cumplida" en el banco central. Un mes no es suficiente. La alta inflación históricamente viene en olas y el comité de política monetaria, con razón, exigirá confirmación antes de cambiar la política monetaria. Y este mes probablemente fue excepcionalmente bueno. Preston Caldwell de Morningstar señala que tres categorías volátiles importantes (tarifas aéreas, hoteles y autos usados) cayeron bruscamente en simultáneo. Si hubieran estado planas, la lectura mes a mes se habría parecido mucho a la de mayo. Dicho esto, no estuvieron planas, y la lectura de mayo también fue muy buena.
La inflación de EE.UU. cae al 3% en junio: cuándo podría ser el primer recorte de tasas
En respuesta, el mercado de futuros elevó la probabilidad implícita de un recorte de tasas en septiembre al 91%, desde el 55% a principios de julio. Tanto los bonos del Tesoro a corto como a largo plazo repuntaron, y la curva de rendimiento se inclinó ligeramente. Pero la respuesta realmente interesante fue en el mercado de valores. Nvidia cayó casi un 6% y otros fabricantes de chips le siguieron. Alphabet, Meta, Microsoft, Apple y Amazon cayeron todas 2% o más. Los índices de pequeñas capitalizaciones subieron. Sin duda, una huida hacia el riesgo. Pero las sensibilidades a las tasas son una parte crucial de eso.
El principal actor del S&P 500, real estate, es una industria dependiente de la deuda que ha sido aplastada por las altas tasas. Los servicios públicos son sustitutos de los bonos y, por lo tanto, sensibles a las tasas. El suspiro de alivio de ambos es predecible. Los siguientes tres, materiales, industriales y energía, son intensivos en capital y cíclicos. Los tres actores más rezagados -consumo discrecional, comunicaciones y tecnología-, por el contrario, tienen una gran exposición a los Siete Magníficos [Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla] donde, al parecer, algunos inversores han estado buscando una razón para tomar ganancias.
Es solo un día, pero esto tiene los ingredientes de una rotación en el liderazgo del mercado. Los movimientos me hacen pensar que una parte significativa del rally tecnológico/inteligencia artificial ha sido impulsada por el miedo, no por la exuberancia. Los inversores están buscando algún lugar donde esconderse del daño inevitable, aunque retrasado, causado por las altas tasas de interés.
Ese daño, o más bien evitarlo, estará en la mente de [Jay] Powell y sus colegas mientras deciden cuándo reducir las tasas. Las únicas partes de la economía que han sentido verdadero ajuste hasta la fecha son real estate, vivienda, construcción y los consumidores más endeudados. Pero puede seguir más dolor en los próximos meses; la curva de rendimiento sigue muy invertida. La señal decisiva será el mercado laboral. Así que ahora una pregunta familiar adquiere una relevancia renovada. ¿Es la desaceleración del mercado laboral la normalización pospandemia o el comienzo de algo más preocupante?
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Este debate se librará entre quienes se centran en los niveles y quienes se centran en la dirección del cambio. La tasa de desempleo aumentó del 3,7% al 4,1% desde enero, impulsada enteramente por más personas ingresando a la fuerza laboral y buscando empleo. Eso es un aumento notable. Pero 4,1% sigue siendo un nivel bajo en comparación histórica. Del mismo modo, el crecimiento del empleo, el crecimiento salarial y las contrataciones se enfrían con casi cada mes que pasa, pero siguen estando bien según los estándares previos a la pandemia. Yo tendería a no preocuparme mucho por nada de esto, si no fuera por la curva invertida y la debilidad en las secciones de empleo de las encuestas Instituto para la Gestión de Suministros (ISM, por sus siglas en inglés) de servicios y manufactura.
Es un conjunto de datos difícil de leer a la sombra de la pandemia. Pero hay suficiente allí para hacer que la Fed piense en la parte del empleo de su mandato. El mercado parece tener razón en esa reducción de tasas en septiembre.