Cuando en 2008 la selección española de fútbol conquistó en el estadio Ernst Happel de Viena su segunda Eurocopa al vencer a Alemania, nadie dudó de que aquella generación de jugadores tenía, por juventud y talento, tanto o más futuro que presente. Una Copa del Mundo en el 2010 y otra Eurocopa en el 2012 vinieron a certificarlo. Dieciséis años después, a veinticuatro horas de disputar otra final del torneo europeo por excelencia, recuperamos aquella sensación que se convertiría en certeza: hay razones de peso para pensar que el ciclo de éxitos volverá a comenzar. Y si en aquellas ocasiones hubo siempre representación sevillana (Juanito y Palop en el 2008; Navas, Marchena y Sergio Ramos en el 2010; Navas, Negredo...
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