Señoría, márchese
De buenas a primeras, me he encontrado hace unos días la silueta andante del Fiscal General, Álvaro García Ortiz; no le conocía de nada, incluso no sabía que existía. En la tele he observado sus andares prepotentes y dominadores del terreno que pisaba. Lo que más he visto ha sido siempre su cara cachonda de comediante, forzada con mirada brillando en lo esperpéntico y la ridiculez, en el hazmerreír que envolvía su rostro.