Resulta que cunde por ahí la sologamia, que es irse al altar preceptivo para casarse con una misma. Y escribo una misma porque son mujeres, en contenta mayoría, quienes practican esta alternativa. A mí la cosa me parece una bobada sobrecogedora, entre el velorio con tul y la cursilada del verano. No sé yo qué necesidad hay en inventar nupcias con uno mismo cuando, en rigor, a eso dedicamos la vida entera, bajo el lema aquel del clásico que aconseja «hacerte el que ya eres» . Las chicas de la sologamia son gogós de sí mismas que, además, se compran un traje de novia y todo, con lo que resuelven una ceremonia donde falta un novio, o una novia, según,...
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