Cambio en Downing Street
Luego de 14 años en el poder, el Partido Conservador inglés, liderado por Rishi Sunak, ha tenido una pérdida estrepitosa, detrás de la cual estuvo la fallida e incumplida promesa del referéndum del brexit, realizado en el 2016. Simplemente, lo prometido no se cumplió y los votantes reclamaron un cambio.
En la elección del 4 de julio, estaba en Londres y fue muy curioso que no se encontraba prácticamente ningún tipo de propaganda ni había movimiento electoral alguno, lo que hacía difícil presentir el tsunami que se le venía al Partido Conservador.
En juego estaban 650 escaños de la Cámara de los Comunes. De ellos, el Partido Laborista ganó 412 por amplia mayoría, y eso incluye al nuevo primer ministro, Keir Starmer, inquilino ahora del número 10 de Downing Street (la Casa Blanca británica).
Si bien el brexit estuvo presente en el imaginario del electorado, fue el gran ausente en las discusiones. Para los conservadores y promotores del referéndum, abría la puerta al reconocimiento de las múltiples promesas incumplidas y para los laboristas, en una movida estratégica, este no se convertiría en un tema, porque precisamente la idea era atraer a aquellos que en el 2016 creyeron en las promesas y votaron sí a la propuesta sobre dejar la Unión Europea.
La suma de jóvenes que no votaron en el 2016, la partida de muchos mayores melancólicos que el 4 de julio ya no eran votantes, más los desencantados, fueron quienes se sumaron a los laboristas de cepa y le dieron a Starmer un contundente mandato.
Los asuntos principales fueron cómo mejorar la economía y la competitividad, cómo acercarse al mercado más importante, la Unión Europea, cómo recuperar la confianza en la institucionalidad y cómo recuperar la cohesión social. Un mandato difícil que demandará gran habilidad del nuevo primer ministro.
Lo paradójico fue que, detrás del sí al brexit, el detener la migración no sucedió, sino que se ha incrementado, pero proveniente de otras nacionalidades. Influyentes empresas e industrias dolorosamente migraron para no perder las ventajas del mercado único, una dura lección para los británicos al dejarse llevar por los espejismos de un referéndum y una llamada de atención a los costarricenses por los cantos de sirena del actual gobierno.
La autora es politóloga, miembro del Advisory Board del Wilson Center en asuntos para América Latina.