Carlos Alcaraz arrebató de las manos un trofeo que Novak Djokovic consideraba en propiedad. Un crack precoz destronó al intocable jugador, heptacampeón en Wimbledon, invicto desde 2017. Una final de cinco sets, de 4h.42’. Una maravilla para “el partido que más se durante la temporada en le mundo”, comenta el serbio.
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