¿Debe Biden renunciar? ¿Para qué?, por Mirko Lauer
Es probable que el candidato Joe Biden pierda la próxima elección. Sin embargo, el consolidado nacional de encuestas lo ubica 2% debajo de Donald Trump, y eso no parece una catástrofe irrecuperable. Pero es igual de probable que el o la demócrata que lo reemplace también pierda esa elección. ¿Qué sentido tendría entonces que Biden renuncie?
Una encuesta CNN/SSRS de junio comentada en Forbes dice que Kamala Harris superaría a Biden y a tres demócratas voceados más, pero igual perdería ante Trump por dos puntos. Se añade que Biden perdería por seis puntos. Este es un hipotético panorama, cargado en contra suya, que enfrenta Biden para tomar sus decisiones.
Que Biden candidato será acusado de una derrota demócrata, es obvio. Pero si su reemplazante pierde, también Biden será acusado de la derrota, algo también obvio. Una situación de tipo maldito si candidateas, maldito si no candidateas. Esto lo entiende bien Biden, y eso lo está desanimando de una renuncia, que le es pedida con creciente vehemencia.
Sin embargo, no todas las encuestas y pronósticos están en la línea de CNN o The New York Times. En algunos cálculos hay atisbos de un triunfo demócrata con Biden a la cabeza. Es lo que debe estar mirando Biden, seguro que fijamente, y lo que lo está desanimando de tirar la esponja. Luego hay muchos que quisieran ser candidatos, aun si su derrota es fija.
La campaña para sustituir a Biden está alcanzando tal magnitud (congresistas, financistas, estrellas de cine) que hace pensar que la renuncia propuesta es la de todo el Partido Demócrata. Biden ya ha dicho que no se irá por las buenas, lo cual obligará al partido a acudir a otros métodos para descalificarlo antes de noviembre.
La idea de que hay mejores candidatos disponibles, y que alguno de estos pueden ganarle a Trump, es estimulante pero peligrosa. Un candidato inevitablemente segundón (un sub-Biden), con muy pocas semanas para establecer una imagen de ganador entre el electorado, casi seguramente con solo un financiamiento de urgencia, que nunca es abundante.
Abandonar la candidatura de su partido sería, o será, una manera de confirmar sus limitaciones causadas por la edad. Hay algo de heroísmo en ir a una batalla imposible de ganar, o por lo menos muy difícil. Lo otro puede ser visto como una fuga, que ya sabemos quiénes practican.