No hay nada más desagradable que escuchar a un violador perdonado declarar, con violenta firmeza, que volverá a violar y a cometer el mismo delito. En aquel país, tan raro y peculiar, los violadores de una de las regiones habían formado dos partidos políticos. Uno de ellos aparentaba ser menos agresivo que el otro y, ambos, se odiaban y se ayudaban, porque compartían los mismos objetivos, pero detestaban al aparente compañero de violación, porque ambos disputaban el poder de ejercer la violación sin la colaboración del otro. En aquel país, tan raro y peculiar, el presidente del Gobierno, que encabezaba una coalición de partidos extremistas, necesitando los votos de los dos partidos violadores, decidió conceder una amnistía paran que volvieran...
Ver Más