En la volátil política contemporánea conviene evitar la contundencia de los vaticinios, pero si Donald Trump ya tenía bastantes posibilidades de volver a ser presidente de los Estados Unidos es muy probable que el tipo que lo ha querido matar haya terminado de reelegirlo . La imagen del candidato sangrante gritando «¡¡Fight, fight, fight!!» delante de una bandera es imbatible: un líder pidiendo al pueblo que luche por América. Fuera teorías conspiranoicas: la bala le rozó la oreja y de puro milagro no le ha volado la cabeza. En buena lógica Biden ya no tiene nada que hacer, y su eventual sustitución no resolverá el problema. Su adversario está orlado por el aura carismática, demiúrgica, épica, de un héroe invulnerable...
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