Rodríguez nunca fue de subrayar frases en los libros que lee (o de apuntar cosas al costado del texto (marginalia, le dicen a eso) como signos de admiración o de interrogación o comentarios diáfanos y claros en el momento de comentarlos pero, enseguida, difusos y del tipo en-qué-cuernos-estaba-pensando-aquí. Rodríguez es más bien de post-its con resultados similares: luego abre en esa página, busca cuál fue el motivo para pegotear ese cuadrado amarillo, no lo encuentra, ya se olvidó.