Fabio Jiménez y Mario Navas se ganan un puesto en la final con una muy seria novillada

Debutaba un nuevo Vázquez en Las Ventas con una señora corrida, más que novillada. Luego nos venden que no hay toros en el campo. Pues de grana y oro, con un vestido de su abuelo, hizo el paseíllo Manolo en una noche que esperaba como agua de mayo, tras no haber podido hacer su presentación en abril por una fea cogida. Al fin llegó la fecha. Y se las tuvo que ver en primer lugar con un animal que se decía novillo por edad, pero con dos petacos astifinísimos. El novillo prendió de fea manera a Azuquita en banderillas, lo que ya dejó descolocado al novillero, y en la faena se vio lo antiproducente de echar este tipo de novillos, en las nocturnas, para los chavales. Otro tío fue el cuarto, al que pegaron mucho en el caballo. Fue tardo pero noble en la muleta, y no se vio a Vázquez, en ningún momento, confiado con él. Otra actitud traía Fabio Jiménez. Tanto él como Mario Navas dejaron cuatro preciosas medias en los quites al segundo. También cogió el animal feamente a Pablo García, aunque tardó el tercero en ir a la enfermería. Con la muleta, Jiménez se acopló enseguida a la embestida suave y humillada del animal, que con el temple que le administró, se olvidó de la querencia a rajarse que tuvo en los primero tercios. Dibujó unas tandas al natural, primero ligadas, luego de uno en uno, de una calidad superlativa. Pena que emborronara la labor dando un sainete con la espada. El quinto parecía traído de Pamplona. Cumplió con buen aire en los primeros tercios, y brindó el novillero a su subalterno, Pablo García. El novillo pedía todo pronto y en la mano, y así lo entendió el novillero, que sin probaturas empezó a torearlo en redondo. Volvió a manifestar su facilidad innata para el toreo al natural, alargando el corto viaje del animal al citarlo con la muleta retrasada. Pero la transmisión iba a menos según el novillo se acababa, e hizo bien en no alargar la labor. Esta vez fue a la caza y captura del novillo, y dejó una estocada trasera, ganándose, por el conjunto de su actuación, estar en la final. Casi inédito quedó Mario Navas tras pasaportar al tercero, un toro que renqueaba de los cuartos traseros y que fue muy protestado, con razón. Se lo tuvo que comer el novillero, que poco más pudo hacer que estar por encima y matarlo de una buena estocada. Tampoco andaba muy sobrado de fuerzas el sexto, al que dejó un precioso saludo rodilla en tierra, notándose el ambiente que trae el vallisoletano. El resto del trasteo fue más un querer del novillero que un poder del de El Cotillo. Volvió a estar solvente y dueño de la escena, aunque los remates airosos que buscaba le salieran enganchados por defenderse el novillo, que echaba la cara arriba. Absolutamente rajado, tuvo que entrar a matar pegado literalmente a tablas, y tras un pinchazo, dejó una gran estocada de mucho mérito. Así terminó la primera y última novillada de Vázquez en Madrid, ya que tiene firmada la alternativa para el 7 de septiembre, dos días después de que de doctore Mario Navas. Qué ganas de correr les entran a estos chicos, con tan buen concepto y buenas maneras, pero aún con mucho que aprender. La alternativa, la mayoría de veces, supone un importante parón en el que hay que empezar de cero. Y qué complicado es ir haciéndose hueco en este mundo, en el que muchas veces los despachos mandan sobre los méritos ganados en el ruedo. Si no, que le pregunten a Borja Jiménez, que tan sólo doce días después de sufrir una cornada en Pamplona, reaparecerá este viernes en La Línea para matar seis victorinos en solitario. Y no porque esté recuperado, que no lo está, sino porque el triunfador de San Isidro tiene que hacer esta apuesta para ir metiendo la cabeza en los carteles que se ha ganado ya hace tiempo. Así está esto...