Transformemos el centro histórico de San José
La ciudad de San José se encuentra en una encrucijada. Cuenta con una infraestructura envidiable, incluidos servicios públicos subterráneos, una red de transporte convergente y la presencia de instituciones gubernamentales clave.
Además, el cuadrante original del casco central, que se remonta a 1851, tiene la capacidad de aumentar significativamente su densidad poblacional y crear una ciudad más compacta y eficiente, reduciendo la necesidad de expansión hacia las periferias y preservando áreas verdes valiosas.
Sin embargo, a pesar de este potencial, muchos de sus edificios históricos languidecen en el abandono, convertidos en cuarterías o simplemente desocupados, víctimas de una legislación obsoleta que impone requisitos de seguridad, pensados para nuevas construcciones. De esa forma, obstaculizan la renovación y el aprovechamiento.
La metamorfosis del centro histórico de San José no solo es posible, sino imperativa para el futuro de la ciudad y del país.
San José puede convertirse en un polo de innovación y desarrollo, atraer empresas de servicios, instituciones públicas y residentes que impulsarían la economía local y crearían empleos de calidad.
Al fomentar el retorno de empresas y de personas a vivir en el corazón de la ciudad, se generaría una serie de beneficios en cascada, entre estos la reducción de la huella de carbono y el aprovechamiento de la infraestructura existente.
La aglomeración urbana resultante de esta densificación traería consigo grandes beneficios económicos:
1. Mayor productividad: La proximidad física facilita el intercambio de ideas, conocimientos y recursos entre empresas y trabajadores, lo que conduce a una mayor innovación y eficiencia.
2. Mercado laboral más amplio y diversificado: Un centro urbano denso atrae a una variedad de talentos y habilidades que benefician tanto a empleadores como a empleados.
3. Reducción de costos de transporte y logística: La concentración de actividades económicas disminuye los costos de movilidad y facilita las cadenas de suministro.
4. Economías de escala: La densidad poblacional permite que servicios e infraestructuras sean más eficientes y rentables.
5. Difusión de conocimiento: La cercanía física fomenta la transmisión de ideas y tecnologías entre sectores y empresas.
Ciudad habitada
Uno puede imaginar un centro de San José donde los edificios existentes se conviertan en espacios de cowork modernos, incubadoras de empresas y oficinas para empresas tecnológicas, con los pisos superiores transformados en apartamentos para jóvenes profesionales y emprendedores.
Un beneficio adicional de esta transformación sería la mejora significativa en la seguridad ciudadana. Una ciudad habitada y activa las 24 horas es inherentemente más segura. La presencia constante de residentes, trabajadores y visitantes crean un ambiente de vigilancia natural que disuade la actividad delictiva.
La revitalización del centro histórico también tendría un efecto positivo en el turismo. Un centro urbano vibrante, con edificios históricos restaurados, una escena cultural dinámica y una mezcla de modernidad y tradición se convertiría en un atractivo turístico por derecho propio.
Los turistas buscan cada vez más experiencias auténticas y la oportunidad de sumergirse en la vida local. Esto no solo beneficiaría económicamente la ciudad, sino también situaría a San José como un destino urbano de clase mundial como complemento de la oferta de turismo de naturaleza por la cual Costa Rica es famosa.
El centro de San José tiene ventajas únicas para este resurgimiento. Los edificios históricos son repositorios de la memoria colectiva y la identidad nacional. Su restauración y reutilización para albergar empresas innovadoras y espacios culturales preservaría la historia de Costa Rica y crearía nuevos capítulos de esa historia al infundir nueva vida y propósito a estos espacios.
El Parque Metropolitano La Sabana, el Estadio Nacional, el Teatro Nacional, la plaza de la Cultura, el Museo del Oro, el Museo del Jade y el Museo Nacional proporcionan una base sólida para el desarrollo urbano y cultural. Los barrios periféricos como Amón, Otoya y Escalante, que ya están experimentando un auge, sirven de modelos y catalizadores para la renovación del centro histórico, junto con el enfoque tecnológico y su oferta cultural y gastronómica.
Estrategia para la convivencia
La reactivación del centro histórico de San José también es una herramienta poderosa para combatir la desigualdad y la segregación social. Al crear un entorno urbano diverso y accesible, donde personas de diferentes estratos socioeconómicos vivan y trabajen juntas, se fomenta la cohesión social y se reducen las brechas que dividen a la sociedad costarricense.
Asimismo, este proyecto ofrece una oportunidad para repensar la movilidad urbana. Al concentrar la población y las empresas en el centro, se reduce la dependencia del automóvil y se incentiva el uso del transporte público y los modos de transporte activo, como caminar y andar en bicicleta.
Es imperativo reconocer que esta transformación no puede llevarse a cabo a expensas de los habitantes más vulnerables que actualmente ocupan cuarterías y alojamientos precarios. Cualquier plan de renovación urbana debe incluir estrategias integrales para proporcionar viviendas dignas y asequibles, así como programas de capacitación y reinserción laboral para estos residentes. La verdadera transformación de San José debe ser inclusiva y beneficiar a todos sus habitantes, sin excepción.
Para que esta transformación sea posible, es necesario abordar los obstáculos legales y normativos que impiden la remodelación y rehabilitación de edificios históricos. Es crucial revisar y actualizar la legislación para permitir adaptaciones razonables que preserven la integridad estructural y la seguridad de los edificios, sin imponer requisitos excesivos que hagan inviable su renovación.
Se deben crear incentivos para la restauración de edificios históricos y su adaptación para uso comercial y residencial. Para ello, es crucial una visión integral y compromiso a largo plazo. Esto implica la colaboración entre el Gobierno Central, la Municipalidad, el sector privado, las universidades, las organizaciones de la sociedad civil y los residentes.
La metamorfosis del centro de San José, aprovechando el potencial de densificación de su mancha urbana histórica, representa una oportunidad única para abordar múltiples desafíos de manera simultánea: desarrollo económico basado en tecnología, innovación, sostenibilidad ambiental, cohesión social, preservación cultural, mejora de la seguridad ciudadana y fomento del turismo.
Es hora de que redescubramos y reinventemos la capital transformando los edificios abandonados en espacios de innovación, viviendas y atractivos culturales. La conversión de San José en un centro económico y cultural denso y vibrante honraría el pasado de la ciudad y aseguraría un futuro próspero, sostenible y atractivo para las generaciones venideras.
Víctor Umaña es economista agrícola. Realizó sus estudios de posgrado en Economía Política Internacional en la Universidad de Berna y el ETH de Zúrich, Suiza. Es consultor internacional en comercio internacional, competitividad y desarrollo sostenible.